El acuerdo de paz en Colombia tocó la puerta de los políticos y el Senado tras una maratoniana sesión aprobó por 75 votos a favor y 0 en contra refrendar los nuevos acuerdos. Sólo el grupo del expresidente Álvaro Uribe, que defendió otra vez rechazarlos, se ausentó de la votación. Eludió con esta decisión pasar a la historia como el único grupo político que rechazaba la paz propuesta por el Gobierno de Juan Manuel Santos. Hoy miércoles toca al Congreso aprobar los nuevos acuerdos y apoyar su implementación inmediata.

Como si el olor de la sangre la persiguiera, como si estuviera habituada más a la tragedia que a cualquier otra cosa, como si la muerte quisiera siempre dormir con ella, la Colombia, que estaba preparada para asistir al debate político en el Senado que refrendaría el acuerdo de paz firmado por el Gobierno y el grupo guerrillero de las FARC, tuvo que dar preferencia al trágico accidente de aviación en el que perecieron 71 personas, entre ellos 19 jugadores del equipo brasileño Chapacoense que hoy tendría que disputar el título de la Copa Sudamericana de fútbol en Medellín ante el Atlético Nacional.

La noticia de la muerte de tantos pasajeros consternó a toda Colombia y al mundo entero. Podía haber pasado en otro lugar del planeta, pero pasó en sus montañas. Y pasó, precisamente, el día en que ellos, los políticos colombianos, tenían que debatir sobre los nuevos acuerdos de paz, los mismos que intentarán acabar con la guerra con la guerrilla de las FARC, los mismos que desean que la política en este país se haga sin armas.

Dura jornada vivió el Senado, pero el resultado parecía escrito. Uribe no ganaría esta vez, como sí, en cambio, lo hizo el pasado 2 de octubre en el plebiscito en el que el Gobierno recibió un duro golpe al perder la votación del “si” o “no” a la paz por una mínima diferencia.

La paz en Colombia parece un corcho dentro de un remolino, dijo uno de los senadores favorables a refrendar los nuevos acuerdos.

Un día sin plomo

Pero, sin duda, uno de los momentos más emotivos de la sesión fue cuando Richard Moreno, una de las víctimas de la tragedia de Bojayá, población del Chocó afectada duramente por el conflicto entre guerrilla y paramilitares, tomó la palabra para decir que el ciento por ciento de su población y de su territorio padece la crueldad de esta guerra: “El 2 de octubre la Colombia urbana dijo 'no' al plebiscito por la paz. La rural, que ha sufrido 52 años de plomo, con el fusil de las FARC y de los paramilitares y muchas veces de la fuerza pública en la nuca, votó “sí”. Si refrendan este acuerdo nos quitan un día de plomo y el campo va a producir para la ciudad, y las víctimas van a ser reparadas. Este Congreso tiene la gran responsabilidad histórica de terminar el conflicto armado con la guerrilla o, al menos, garantizar a los que no tenemos guardaespaldas, de que no vamos a seguir teniendo plomo”.

En un acto de grandes dosis de pluralismo democrático en el que hablaron casi todos los senadores, invitados, pro gente del no y del sí, la senadora Claudia López, una de las defensoras de la paz y de las más activistas en la política colombiana, señaló que al refrendar los nuevos acuerdos “se saca a la gente de la balacera del Cauca”.

Cuando lo apuntan con un fusil

“No hay crímenes buenos ni crímenes malos. Ni que las FARC es menos mala que los paramilitares. Créanme cuando a uno lo apuntan con un fusil no importa de quién es, es igual de malo, es igual de letal. Los colombianos quieren la paz, pero no sobre la base de mentiras, ni por discutir sobre el bloque de constitucionalidad, ni de conveniencias, sobre la base de cumplir con las víctimas. Lo que queremos es tener por delante a la Colombia rural, a la vida antes que al calculo político y antes que a los que vivimos cómodamente en Bogotá. Es aprender de nuestra propia experiencia ”, añadió Claudia López.

“Es muy mezquino no entender la diferencia de vivencias, sino apoyar la paz cuando conviene electoralmente y rechazarla cuando ya no conviene”, dijo la senadora que acompañó de dos vídeos en los que Uribe era el protagonista del ejemplo antes expuesto.

Uribe, que habló después de López, dijo utilizar su mente para tranquilizarse después de la participación de la senadora. El ex presidente basó su rechazo a los nuevos acuerdos en la inconstitucionalidad de los mismos y, especialmente, en que, según él, pertenecen a una democracia indirecta.

El proceso de paz con la guerrilla, que siete veces se ha refrendado en el Senado, acude hoy al Congreso. Se espera que también sea aprobado.