Las primeras de las más de 2.500 concentraciones programadas en todos los Estados Unidos para protestar contra la administración del presidente Donald Trump han comenzado en ciudades como Nueva York, Atlanta, Washington o Chicago, donde miles de personas han salido a las calles para denunciar la deriva autoritaria que vive el país, el cierre del gobierno bajo la administración Trump así como su política migratoria. Los organizadores de las protestas, entre los cuales hay centenares de organizaciones a escala estatal y local, han hecho un llamamiento a la protesta sin violencia, en reacción a la respuesta de la administración estadounidense y del partido Republicano sobre las convocatorias. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, dijo la semana pasada en una entrevista con Fox News que “son toda el ala pro-Hamás y, ya sabes, la gente de antifa. Todos saldrán a la calle”. “Quiero decir, algunas personas dicen que quieren retrasar (la reapertura del gobierno) por eso... el rey... eso, eso no es un rey”, dijo Trump. “Sabes qué, dicen. Se refieren a mí como rey. No lo soy”, decía Trump en una entrevista para Fox Business el pasado viernes en referencia a la segunda ola de las protestas “No Kings”.

Las protestas contra la administración Trump y su proyecto autoritario también han llegado al otro lado del Atlántico, con concentraciones en varias ciudades europeas. En Barcelona, un grupo de manifestantes se han concentrado en la plaza Sant Jaume, y algunos llevaban los disfraces de rana que se han hecho virales en las concentraciones contra ICE, el servicio de inmigración estadounidense. Imágenes similares, con decenas y hasta centenares de manifestantes, se han producido en las otras capitales europeas como Bruselas, París, Londres, Madrid y Roma, donde estadounidenses y ciudadanos se han sumado a las protestas contra las políticas de Donald Trump. Los organizadores denuncian “tomas de poder autoritarias” por parte de la administración del magnate republicano y que las protestas serían pacíficas y legales, contrastando con las “acciones ilegales” del gobierno federal. Protestar es “la cosa más patriótica y americana que puedes hacer”, afirmaba Deirdre Schiefling, de la ACLU, una de las organizaciones por los derechos civiles más influyentes de los Estados Unidos.

Senadores en la manifestación de Washington D. C.

El senador Bernie Sanders, de Vermont, y el senador de Connecticut, Chris Murphy, dos figuras importantes en el progresismo estadounidense, han liderado la cabecera de la manifestación “No Kings” de Washington D. C. Murphy se ha dirigido a los asistentes diciendo que Donald Trump “es el presidente más corrupto de la historia de los Estados Unidos de América”. “La verdad es que está poniendo en marcha un plan detallado paso a paso para intentar destruir todo aquello que protege nuestra democracia: la libertad de expresión, las elecciones justas y la prensa independiente, el derecho a protestar pacíficamente”, ha dicho Murphy. “Pero la verdad es que todavía no ha ganado. El pueblo todavía gobierna en este país”, ha añadido. Cientos de miles de personas ya han salido a las calles de diferentes ciudades, pero se espera que millones se acaben sumando a las más de 2.500 convocatorias.

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La protesta "No Kings" en Atlanta / Lourdes Maestro

Los convocantes de las protestas esperan reunir a más gente en las plazas y calles de las grandes ciudades, pero también en los pueblos y las comunidades pequeñas y rurales donde Donald Trump ganó con claridad en las elecciones de noviembre de 2024. Esta es la segunda edición de estas movilizaciones, que según los organizadores reunió a unos cinco millones de personas. La nueva jornada de protestas se desarrolla en un clima de creciente tensión política, marcada por la retórica de algunos miembros de la administración y la decisión de Trump de desplegar militares en ciudades gobernadas por la oposición, bajo el argumento de combatir el crimen y apoyar las labores de los agentes de migración. Las protestas reúnen una gran variedad de reivindicaciones, desde la oposición a las redadas migratorias y los recortes en la sanidad hasta el rechazo a la militarización de las ciudades o a la modificación de los distritos electorales que buscan asegurar una victoria republicana en las elecciones de medio mandato del año que viene. Trump pasará la jornada del sábado en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, sin agenda oficial, y prevé volver a Washington el domingo.