Hace un mes que un piloto de Nueva Zelanda, Philip Mark Mehrtens, está secuestrado en Papúa Occidental, en la isla indonesia de Nueva Guinea, por las milicias independentistas del Ejército de Liberación Nacional de Papúa Occidental. En un mensaje de vídeo divulgado por Movimiento Papúa Libre, el piloto lanza un mensaje con tono sereno en medio de un grupo de hombres armados: "Me han ordenado que haga una declaración. No se permite a pilotos extranjeros que trabajen y vuelen a Papúa hasta que sea independiente. Se urge a la ONU que intervenga entre Papúa e Indonesia para su independencia. Me liberarán cuando Papúa sea independiente". El piloto también pide que su salario vaya a su familia y que contesten los e-mails que haya recibido en su correo, porque cree que su cautiverio se podría alargar en el tiempo. En las estrambóticas imágenes que han trascendido a los medios y las redes, el secuestrado no presenta ningún tipo de herida ni maltrato y parece estar tranquilo, a pesar de que sí que expresa que echa mucho de menos a su familia.

"Cuidan de mí"

El neozelandés afirma en el vídeo que "cuidan de mí tan bien como se puede esperar en una situación así". Explica que los independentistas le han dado ropa de abrigo, comida y agua, además de medicinas para poder tolerar "las largas caminatas que hacemos diariamente". Emocionado, pide a su familia que intenten "no preocuparse por mí", y los insta a ser "pacientes y fuertes. Espero que pronto podamos estar juntos", añade. El piloto se encuentra en cautividad desde el 7 de febrero, cuando aterrizó con una avioneta de la compañía local Susi Air con cinco pasajeros —que quedaron en libertad— en un remoto aeropuerto del distrito de Nduga, en la provincia de Papúa de las Tierras Altas. Esta provincia está situada en la parte indonesia de la isla de Nueva Guinea, mientras la parte oriental de la isla pertenece en Papúa Nueva Guinea.

El Movimiento Papúa Libre exigió al inicio del secuestro varias demandas para la liberación, entre ellas que Nueva Zelanda lleve el conflicto al Consejo de Seguridad de la ONU; que la Corte Penal Internacional inicie una investigación sobre los abusos de Indonesia en Papúa Occidental, y que Indonesia reconozca la independencia de este territorio. Los independentistas, considerados criminales por Indonesia, han indicado que se trata del primer secuestro después de un incidente en 1996, cuando raptaron a 26 miembros del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), incluidos cuatro británicos y dos holandeses, en la misma zona. Rica en recursos naturales y dividida en seis provincias, la Papúa Occidental es escenario de un conflicto armado de baja intensidad entre el Estado central indonesio y movimientos secesionistas desde que la región quedó bajo control de Yakarta en 1969.