Los ciudadanos del Reino Unido han decidido abandonar la Unión Europea. Con los resultados definitivos en la mano, los británicos han decidido con un 51,9% de los votos marcharse de la UE, mientras que el 48,1% restante lo ha hecho para quedarse. 

Más de 35 millones de británicos han votado entre las opciones: Leave, dejar la UE, o Remain, seguir siendo miembros. La primera opción ha sacado hasta 17,4 millones de votos, frente a los 16,1 millones de habitantes que se han declarado como europeístas. La participación ha sido superior al 70%.

La victoria de los aniteuropeistas ha llegado contra todo pronóstico. Aunque las encuestas de las últimas semanas y días ya vaticinaban un resultado más que ajustado, los sondeos publicados una vez acabada la votación daban como ganador el Remain, con una ligera ventaja. De hecho, la empresa YouGov le daba hasta 4 puntos de ventaja e IPSO Muera ampliaba la distancia hasta 8 puntos más. Las bolsas asiáticas, sin embargo, ya han abierto con fuertes caídas.

Preocupación en los mercados

También el Brexit ha roto los pronósticos de los poderes económicos. Este jueves, mientras los británicos votaban, los mercados parecían tener claro ya el resultado. Las bolsas respiraban aliviadas y optimistas, vaticinando una derrota del Brexit. Estos últimos días y semanas los mercados han ido como locos. La semana pasada la caída de las bolsas fue una tónica más que evidente, ante unos sondeos que daban como vencedor el Brexit. Poco a poco, sin embargo, se habían ido recuperando y este jueves la bolsa de Londres, y del mundo, subía exponencialmente, dando casi por hecha la victoria. 

Con los resultados en la mano, sin embargo, la libra ha empezado a caer de manera exponencial, situándose en valores próximos a los de 1985 y los mercados han entrado en una situación de pánico. El Ibex se ha desplomado un 16% en la apertura. La huida hacia los activos seguros ha sido inmediata, con fuertes subidas del oro y el yen mientras la rentabilidad del bund (bono alemán a 10 años) ha caído en el -0,17% .

Problemas para el Reino Unido

Los resultados del referéndum ya ha empezado a provocar un viernes negro en las bolsas. Los mercados ya cayeron la semana pasada cuando los sondeos daban por hecho la victoria del Brexit, y hoy, ante los resultados, la caída ha sido monumental. Pero, además, según los analistas, nada hace pensar que a largo plazo pueda ser más beneficioso, puesto que todo dependería de si Bruselas acepta el libre comercio con el Reino Unido a pesar de no ser miembro. 

Además, la salida de los británicos ya ha provocado su primera consecuencia política. El primer ministro, David Cameron, ha asegurado que de aquí a tres meses dimitirá. Cameron ha afirmado que los británicos necesitan un "liderazgo nuevo y fresco", pero ha apostado para hacer una sucesión ordenada y ha asegurado que seguirá tres meses más dentro del gabinete y que ayudará en todo lo que pueda al nuevo primer ministro. Cameron había sido uno de los adalides de la campaña a favor del Remain, es decir, de quedarse a la Unión Europea. Por este motivo, una vez vencida su opción, su liderazgo había quedado en entredicho. Ante un partido conservador muy dividido, difícilmente los tories más euroescépticos habrían aceptado que el negociador de la marcha de la UE hubiera sido el mismo Cameron. 

Finalmente, la otra gran consecuencia podría ser un Scotexit. Escocia es mucho más europeísta que el resto del Reino Unido y así se ha demostrado esta noche. Los escoceses han decidido quedarse en la UE con un 61% del votos. Antes del referéndum, la primera ministra escocesa, Nicola Sturgon, ya avisó de que si Escocia vota a favor de mantener la relación con Bruselas e Inglaterra lo hace para marcharse, podría proponer un segundo referéndum. Finalmente, así ha sido. Por lo tanto, puede ser que eso haga revivir el sentimiento independentista en el norte de Gran Bretaña y que el gobierno nacionalista lo aproveche. Sin embargo, hoy por hoy, todavía no hay una mayoría suficiente para ganar el referéndum de independencia.

¿Nueva crisis Europea?

El Brexit, no sólo tendrá efectos sobre los británicos, sino también sobre el conjunto de los veintiocho países que forman parte de la Unión. La marcha del Reino Unido, conocida como Brexit, deja muy debilitada Europa, en un momento ya especialmente complicado debido a las diversas crisis, primero la económica y después la de los refugiados, que han causado una fractura entre los diversos estados miembros. Con la marcha de Londres las divisiones revivirán entre los que quieren dar un trato privilegiado en el Reino Unido a pesar de no ser miembro de la Unión y los que optan por una política más dura, como sería el caso de Francia. 

Además, la salida del Reino Unido de la Unión podría provocar un efecto contagio en el resto de Europa. No tanto provocando la convocatoria de nuevos referéndums en otros países, pero si que donando alas a los partidos más euroescépticos y antieuropeos de los diferentes países de la UE.

Un debate que viene de lejos

Londres siempre ha sido un miembro de la Unión Europea un poco especial. El año 1973 Londres entró en la Comunidad Económica Europea, más adelante denominada Unión Europea, con la primera ampliación de la comunidad y junto con Dinamarca e Irlanda. Un año después, sin embargo, cuando el laborista Harold Wilson llegó al poder, ya prometió una renegociación de los términos de entrada a la Comunidad. 

Los británicos no estaban de acuerdo con la contribución que les tocaba hacer al presupuesto comunitario. Por eso, en marzo de 1975 se llegó a un acuerdo en el Consejo Europeo, y en junio de aquel mismo año los británicos ratificaron el acuerdo y la incorporación en Europa en un referéndum con un 67% de los votos. Aquella votación permitió que Londres entrara a la Comunidad Europea con el apoyo de los ciudadanos, pero el debate dentro de la política y la sociedad no acabó. El referéndum que se ha llevado a cabo este jueves es un claro ejemplo.