Benedicto XVI se encuentra gravemente enfermo por una infección de herpes zóster en la cara desde su regreso a Roma a finales de junio tras visitar en Ratisbona a su hermano, el arzobispo Georg Ratzinger, quien murió el pasado 1 de julio, según ha informado el Passauer Neue Presse que cita al biógrafo del papa emérito.

Según el biógrafo Peter Seewald, quien el sábado pasado entregó al Papa emérito su biografía, de 93 años, se encuentra en un estado extremadamente delicado, aunque en su encuentro Benedicto se mostró optimista a pesar de su enfermedad, señala el diario. Seewald explica que Benedicto XVI razona y mantiene la memoria, aunque su voz prácticamente es imperceptible, y que el papa emérito declaró que si recupera fuerzas, posiblemente vuelva a escribir unas líneas.

Seewald también ha confirmado que el testamento espiritual del Papa emérito ya está redactado y se hará público tras su muerte. En el testamento, Ratzinger expresa su deseo de reposar en la antigua tumba de su predecesor, Juan Pablo II, en la cripta de San Pedro. Actualmente, Juan Pablo II reposa en una capilla lateral junto a La Piedad de Miguel Ángel en la Basílica de San Pedro.

Seewald y Benedicto XVI han publicado conjuntamente cuatro libros de entrevistas con una tirada internacional de alrededor de tres millones de ejemplares. La de Seewald es la biografía más amplia y detallada del papa emérito, va por la tercera edición tras su publicación este año y ya está previsto que se traduzca a otros diez idiomas.

¿Qué es el herpes zóster?

El herpes zòster es el virus responsable el agente responsable tanto de la varicela como del herpes zóster. Normalmente, el primer contacto con este virus lo tenemos en la infancia y se manifiesta clínicamente como una varicela.

Pasada esta infección, el virus migra por las terminaciones nerviosas desde la piel hacia el ganglio y allí queda latente, reapareciendo en la piel en determinadas situaciones dando lugar al denominado herpes zoster. Si este herpes aparece, generalmente se resuelve de forma espontánea en una o dos semanas, aunque en algunos pacientes puede persistir una neuralgia postherpética de duración variable.

Los síntomas más habituales del herpes son la sensación de picor o dolor en la piel, en el caso del Papa emérito en la cara, sensación de quemazón y la aparición de vesículas.

De cara al pronóstico de la infección, normalmente no dura más de dos semanas, aunque puede variar. Aunque, en pacientes inmunodeprimidos hay el riesgo que el virus se generalice y pueda llegar a afectar a afectar a otros órganos y entonces el pronóstico empeora.

Además, el herpes zóster es una enfermedad contagiosa y durante su duración debe evitarse el contacto con personas que no hayan estado en contacto con el virus previamente.