El ex primer ministro escocés Alex Salmond, presiona a la actual primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, para que avance en la organización del referéndum de independencia de Escocia que ha prometido para el 2023. "Haga lo que tiene que hacer", le ha lanzado Salmond en un acto de campaña del partido Alba, formación nacionalista escocesa que actualmente preside. El ex primer ministro ha apremiado a Sturgeon a actuar y a convocar una Convención constitucional con el fin de trazar el plan de acción que tiene que llevar a la celebración del referéndum.

En este sentido, Salmond ha criticado que el gobierno escocés haya consultado al Tribunal Supremo del Reino Unido si tiene competencias para convocar el referéndum a pesar del veto de Londres. "Por el amor de dios, no vayas a un tribunal donde perderás", ha exclamado el líder del partido Alba, que ha señalado que en todo caso se tendría que ir "a los tribunales internacionales, donde tienes más de una posibilidad de éxito."

Devolver el debate de la independencia a Escocia

Sturgeon anunció el pasado mes de junio que celebraría un segundo referéndum de independencia en Escocia, tanto si Londres le daba permiso como si no. Pero lo que podría sonar como la promesa de una vía unilateral tiene un matiz importante, porque la primera ministra escocesa quiere mantenerse dentro de la legalidad. Por este motivo, ante la negativa de los últimos ministros de Westminster de permitir la consulta, el independentismo escocés está en busca de otras vías. El primer paso de Sturgeon ha sido hacer la consulta al Tribunal Supremo, que aunque todavía no se ha pronunciado, es previsible que niegue en Escocia las competencias para decidir sobre su futuro.

Si este fuera el caso, Sturgeon ya adelantó que respetaría la sentencia, pero que no estaba dispuesta a "renunciar a la democracia escocesa". De esta manera, la única opción posible sería la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias.

En esta coyuntura, el partido Alba critica las medias tintas de la jefa del ejecutivo escocés y considera que se tiene que devolver el debate a Escocia, lejos de las decisiones de Londres. Apuesta por la celebración de una convención constitucional con representación política y de la sociedad civil, similar a la que tuvo lugar en los años 80 que llevó al restablecimiento del Parlamento escocés. Consideran que esta convención sería un paso esencial para unir el movimiento independentista y reivindicar de cara al Reino Unido y a la comunidad internacional que el pueblo escocés está dispuesto a luchar por su derecho a la autodeterminación.