Las elecciones israelíes del martes han dado la victoria a Benjamin Netanyahu, con 30 diputados, pero no se sabe si podrá llegar a la mayoría absoluta de 61 escaños, que dependerá de si lo articula. Pero, más allá de eso, estas son 4 lecciones y hechos de las elecciones israelíes.

Un sistema proporcional que provoca fragmentación

La Knéset, el Parlamento de 120 escaños de Israel, tenía hasta ahora 8 partidos, y en la nueva habrá 13. El sistema electoral israelí es uno de los más proporcionales del mundo y tiene como resultado esta fragmentación política de la Knéset. Toda la presión política se desplaza a las negociaciones una vez conocidos los resultados electorales, y con una fuerte tendencia a la inestabilidad. Pero en Israel este sistema tiene sentido, a causa del calidoscopio de culturas y sensibilidades de su sociedad, que queda así representado en el legislativo. La participación en los comicios ha llegado al 67,2%, más baja que en los anteriores.

Netanyahu ya es una figura central del Israel moderno

La victoria relativa de Netanyahu lo sitúa como una figura central del Israel moderno. Es uno de los mejores estrategas que ha tenido el país, y se ha convertido en el primer ministro que ha estado más años en el cargo desde la independencia de 1948. Netanyahu tiene muchos problemas legales que pueden acabar con su carrera política, pero se presentó a las elecciones con el programa de vacunación más exitoso a escala mundial, ha establecido una alianza con los Emiratos Árabes Unidos suníes que ha fragmentado la hostilidad tradicional de los países árabes, y ha captado una parte del voto árabe israelí en los comicios.

No se puede descartar algún pacto con los partidos árabes israelíes

Según el Jerusalem Post, no se puede descartar que Netanyahu complete la mayoría con alguno de los partidos árabes israelíes. Apunta que el líder del nuevo partido árabe islamista Raam, Mansour Abbas, estaría de acuerdo con ello si a cambio se consiguen mejoras para este colectivo que forman 1,9 millones de ciudadanos israelíes, sobre todo con mejora de infraestructuras, lucha contra la delincuencia y reactivación económica. En ningún caso Raam entraría en el gobierno israelí, pero podría dar algún apoyo externo a Netanyahu, incluso ausentándose de la sesión de investidura. Los partidos árabes no han quedado bien posicionados en los comicios, a causa de una gran fragmentación interna.

¿Qué se ha votado en Jerusalén? ¿Y qué en las localidades de cerca de Gaza?

En Jerusalén ha ganado el partido ortodoxo asquenazí Judaísmo Unido por la Torá, mientras en Tel Aviv -considerada la otra cara de Israel- ha vencido el partido centrista y laicista Yesh Atid (Hay futuro). Haifa, en cambio, ha apostado por el Likud (La Consolidación), y también lo han hecho las localidades próximas a Gaza, Ashkelon y Ashdod, que a menudo son objetivo de ataques de Hamás. En Beersheva, la ciudad de los 7 pozos del desierto del Neguev, también ganó Likud.