Hoy hace 20 años de los atentados en las torres gemelas de Nueva York. Una fecha, el 11 de septiembre, que marca el inicio, y el final, dos décadas más tarde, de lo que George Bush denominó la lucha contra el terror y su principal líder: Bin Laden.

Poco después de los atentados, Estados Unidos decide invadir Afganistán con el objetivo de encontrar a los responsables del 11-S. 20 años después el resultado es que ni Bin Laden fue encontrado en territorio afgano, ni sus responsables fueron llevados a juicio.

Desgraciadamente los problemas modernos de Afganistán empiezan mucho antes, en 1979, con la invasión del país que lleva a cabo la Unión Soviética. En el contexto de la guerra fría, Estados Unidos decide intervenir para evitar otro régimen comunista y se alía con los rebeldes islámicos, que con los años acaban actuando de padres ideológicos de los actuales talibanes. Finalmente los comunistas perderían la guerra y no sería hasta el 2001 que los americanos volverían a entrar el país para arrasar con el régimen talibán e instaurar el sistema que ha durado hasta hace solo unas semanas.

Los resultados son claros: 20 años de presencia occidental no han servido ni para ganar a los talibanes, ni para construir instituciones democráticas fuertes. La situación era tan esperpéntica que hasta la llegada de los talibanes, el presidente afgano y el líder de la oposición se disputaban el resultado de las últimas elecciones del 2019. ¡Celebradas en septiembre de aquel año y en las cuales se tardó 5 meses en saber los resultados!

Si la manera en que se ha realizado esta retirada ha sido una derrota en el ámbito estratégico, geopolítico, militar y moral para los americanos, para otras potencias como China se convierte en una gran oportunidad.

Los propios miembros y portavoces de los talibanes han declarado que China es un país amigo y confían en ellos para que ayude a la reconstrucción de Afganistán. Incluso han prometido garantizar la seguridad de los inversores y trabajadores chinos. Es más, los talibanes que son musulmanes y tendrían que tener alguna simpatía por los uigures, ya han declarado que no permitirán que se ponga en riesgo la seguridad nacional de China.

A lo largo de la historia muchas potencias, con diferentes métodos, han intentado conseguir la paz en Afganistán. Todas, de momento, han fracasado. Ahora, quien toma el relevo a los Estados Unidos será China.