La cocina mexicana, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es mucho más que una combinación de sabores intensos y colores vivos: es identidad, tradición y comunidad. En Catalunya, durante muchos años, esta riqueza ha sido a menudo mal entendida o diluida bajo versiones tex-mex que poco tienen que ver con la esencia real de los fogones mexicanos. Pero poco a poco han ido surgiendo proyectos que reivindican la autenticidad y el respeto por una gastronomía arraigada en la tierra y la cultura. El restaurante La Taquería es un ejemplo claro y vibrante: un espacio donde cada plato explica una historia e invita a descubrir la verdadera alma de la comida de calle mexicana.
“Cuando abrimos La Taquería en el 2011, lo que queríamos era romper con la idea que muchos tenían aquí de lo que era la comida mexicana. En aquel momento, casi todo lo que se encontraba era tex-mex, muy lejos de lo que se come realmente en las calles de México”, explican Marc Serracanta, Rodrigo Omaña y Hector Tlaseca. Los tres decidieron aventurarse a montar una taquería como las que ellos conocían de toda la vida, sin filtros, sin suavizar sabores.
Desde el principio tenían claro que no querían hacer una versión “adaptada” al gusto europeo. “Nuestra intención fue siempre mantenernos fieles a lo que conocíamos: recetas auténticas, tacos bien hechos, salsas no solo picantes, pero con carácter, ingredientes originales, y una manera de cocinar y servir que conectara directamente con lo que se vive allí”, reflexiona Hector.
La Taquería no se trata solo de lo que pasa en el plato, cuidan cada detalle, el ambiente, la energía del lugar, la música, la manera como el equipo se relaciona con la gente. “Queremos que todo lo que se vive en el local te transporte a México”, coinciden los tres socios. No buscan solamente que la comida esté rica, sino que toda la experiencia tenga sentido, que sea real.

“Estamos celebrando los 14 años, el proyecto ha crecido, pero sin perder su esencia. Hoy tenemos cinco locales y un equipo grande, pero la filosofía sigue siendo la misma: cocinar con honestidad, mantener la esencia y cuidar de cada detalle”, sonríe Hector. A lo largo del camino han aprendido muchísimo, sobre todo con respecto a gestión y equipo, pero lo más importante es que nunca han dejado de trabajar desde un sitio muy personal y comprometido. “Para nosotros, la cocina mexicana es una cosa viva, que se comparte, que se disfruta en compañía. Y esta idea ha sido clave en cómo lo hemos planteado todo: desde la carta hasta la manera como servimos y acompañamos la experiencia de la gente que viene”, enfatizan los tres genios de la cocina del país norteamericano.
La Taquería empezó como una manera de llevar un trozo de casa a Barcelona, y poco a poco se ha ido convirtiendo en un punto de encuentro para los que valoran la autenticidad, vengan de donde vengan. Una emoción que no podemos perder nunca.