Hace más de 60 años, un joven de solo 19 años montaba vías de tren. Una casualidad, un cambio de rumbo y una apuesta clara hacia el sector oleícola cambiaron su vida y la de las cuatro generaciones que vendrían después.

Francisco Faiges es el fundador de F Faiges, una de las principales empresas familiares catalanas en el ámbito de la producción de aceites. Hoy día, exportan a más de 87 países y tienen una gran variedad de aceites: desde monovarietales, hasta producciones ecológicas o aromatizadas con diferentes sabores.

Planta molino de F Faiges en Tortosa. Foto: F Faiges

En el cruce entre pasado y futuro, F Faiges ha sabido mantener viva una esencia que empieza entre olivos centenarios y acaba en aceites de oliva reconocidos internacionalmente. Todo eso, sin dejar de lado la tierra que les ha visto crecer y con la humildad, el amor por lo que hacen y la unión familiar como sello insignia.

F Faiges ha sabido mantener viva una esencia que empieza entre olivos centenarios y acaba en aceites de oliva reconocidos internacionalmente

La trayectoria de F Faiges no siempre ha sido un camino de rosas; 60 años aportan muchas alegrías, pero también algunos retos a los que se tiene que hacer frente. Por ejemplo, la crisis de 2008, la pandemia de la Covid-19 o, hoy en día, la fuerte subida de precios del sector oleícola.

Ante estos escenarios inciertos, el apoyo de un buen partner financiero es clave para mantener la estabilidad y seguir avanzando. La confianza y el trabajo en equipo han permitido a F Faiges adaptarse, invertir y crecer sin perder la tradición y los valores.

Una empresa en clave familiar

La familia es uno de los elementos clave en la receta del éxito de F Faiges. Como expresa su gerente, Xavier Faiges: 'trabajar codo con codo, padres, hijos, sobrinos, hace que haya un componente emocional muy fuerte y, sobre todo, que tanto los éxitos como los retos sean compartidos'.

Muchos de los trabajadores hace décadas que están en F Faiges, lo que genera un sentimiento de pertenencia y una confianza entre el equipo muy grande. Una de las cosas que más valoran, como explica la jefa de laboratorio, Merce Homs, es: 'no ser un número sino una persona', lo que se traduce en tranquilidad, confianza y bienestar.

El proceso del campo a la mesa

Todos estos valores también se ven reflejados en la elaboración del aceite. Un proceso que empieza con la cosecha de las olivas. Una vez llegan al molino, las olivas se limpian con agua y aire para eliminar restos de hojas y tierra. Después, se clasifican según su calidad antes de iniciar el proceso de extracción.

Las olivas se prensan y baten a baja temperatura, siempre por debajo de los 30 °C, para conservar todas las propiedades naturales. De esta pasta, se hace una centrifugación física, para separar el aceite del resto de componentes.

Llegada de las olivas al molino. Foto: Pexels.

El aceite de oliva virgen extra resultante se filtra y se almacena con cuidado. Pero el proceso no acaba aquí: la sansa —la pasta que queda después— todavía contiene una parte de aceite, que se aprovecha para elaborar aceite de sansa de oliva, un producto refinado también apto para el consumo. El resto del subproducto se destina a biocombustibles, cerrando así un ciclo de economía circular donde nada se malbarata.

Todo lo produce F Faiges no solo es sinónimo de calidad, sino que también lleva el nombre y el sabor de un territorio y de un talante propio. Es el peso de una historia compartida y vivida en primera persona.

Es el resultado de una manera de hacer honesta, que conjuga tradición e innovación con un compromiso claro: ofrecer un producto excelente sin traicionar nunca los orígenes. La empresa ha crecido, se ha modernizado, se ha abierto al mundo, pero sin perder nunca la esencia familiar, con valores claros y un compromiso inalterable con la autenticidad del producto.