Un vaso de agua con cubitos de hielo y una rodaja de limón es una de esas imágenes que casi nos quita la sed nada más verla. Si te ocurre eso, ya te lo puedes ir quitando de la cabeza, porque todo apunta a que beber el agua fría, incluso en pleno verano y a muchos grados de temperatura, es de lo más insano. Sobre todo si la tomas durante o después de la comida. Y no digamos si sufres dolores de cabeza o migrañas, tienes tendencia a estar estreñido o tus digestiones son tirando a pesadas. Tiene su lógica. Nuestro cuerpo tiene una temperatura de unos 37 grados. Cuando tomamos algo frío, el organismo se pone a trabajar para compensar la diferencia de temperaturas.

Se produce en nuestro cuerpo una contracción de los vasos sanguíneos y el cuerpo, en lugar de trabajar para extraer los nutrientes de la alimentación que nos proporcionan energía, utiliza esta para regular la temperatura corporal, lo que puede suponer una pérdida de agua.

Agua Hielo Limón
Agua Hielo Limón / Fuente: Unsplash

Se produce en nuestro cuerpo una contracción de los vasos sanguíneos

Si el agua helada se toma después de la comida, tiene otro efecto que es aumentar la mucosidad, que a su vez puede repercutir en una disminución de la función inmunológica, de ahí que sea fácil coger un resfriado o dolor de garganta. Las mucosas nasales se vuelven más espesas y dificultan la respiración, algo poco conveniente sobre todo en personas que sufren alguna dolencia relacionada, porque no hará más que empeorar los síntomas.

Existen ciertas dolencias que se agravan al tomar el agua fría o helados, como por ejemplo las migrañas y dolores de cabeza. Muchos nervios de la espina dorsal sienten la disminución de temperatura y mandan señales al cerebro para que la compense y al hacerlo duele la cabeza. También puede afectar negativamente a quienes sufren acalasia, una enfermedad que dificulta el paso de alimentos por el esófago. Y, en general, el agua fría hace pesada la digestión. Uno de los motivos es que, dicen, solidifica las grasas que ingerimos, que quedan adheridas a las paredes interiores de los intestinos, lo que, de propina, deriva en estreñimiento.

Vaso Agua
Vaso Agua / Fuente: Unsplash

Ocurre exactamente lo contrario cuando el agua que tomamos durante la comida es tibia o caliente porque permite que las grasas fluyan fácilmente a través del tracto digestivo. Favorece la digestión porque estimula las enzimas que la hacen posible y los alimentos se desintegran más rápido; también facilita el movimiento de los intestinos, especialmente si se toma un vaso de agua tibia con limón en ayunas. Además, purifica la sangre y mejora el proceso natural de desintoxicación del organismo a través de la piel, los riñones y el sistema linfático. Otra ventaja del agua a temperatura ambiente es que alivia los calambres, ya sean debidos a la menstruación o a algún problema digestivo. También conviene tomarla así se está haciendo un proceso detoxificante. Eso se debe a que ayuda a sudar y expulsar toxinas.