Seguro que si preguntas a 10 catalanes cuál es su fiesta favorita del año, 9 dirán que es Sant Jordi. Sant Jordi es mucho más que una diada festiva para los catalanes: es una expresión viva del sentimiento identitario y del orgullo cultural del país. Esta jornada combina la tradición, la cultura y el amor en un escenario único, donde las calles se llenan de libros, rosas y gente celebrando aquello que los une como pueblo. Sant Jordi simboliza la defensa de la lengua catalana, la pasión por la literatura y la afirmación de una manera propia de entender el mundo. Es una fiesta que conecta profundamente con las raíces del país. Poco o mucho todo el mundo conoce la leyenda de san Jorge, pero ya que llega el día de la literatura por excelencia, es un buen momento para recordarla.
La leyenda de san Jorge tiene raíces muy antiguas y bebe de fuentes tanto religiosas como populares. Históricamente, san Jorge fue un soldado romano que vivió en el siglo III, bajo el imperio de Diocleciano. Según la tradición cristiana, murió mártir el año 303 d.C. por negarse a renunciar a su fe. Fue canonizado y pronto se convirtió en uno de los santos más venerados del cristianismo medieval, especialmente como patrón de caballeros, soldados y naciones. Ahora bien, esta no es la historia a la cual estamos acostumbrados cuando hablamos de este caballero.
La leyenda del dragón y el vínculo con Catalunya
Cuando pensamos en Sant Jordi no nos viene en la cabeza el santo, sino la leyenda del dragón. Esta leyenda no aparece documentada hasta muchos siglos más tarde. El relato más popular se encuentra en el Legenda Aurea ('La Leyenda dorada'), una recopilación de vidas de santos escrita por Jacopo da Varazze (Santiago de la Vorágine en español) en el siglo XIII. En esta versión, hace muchos siglos, un dragón aterrador atemorizaba una ciudad (que muchas versiones sitúan en Silene, en la provincia romana de Libia). Con el fin de apaciguarlo, los habitantes le ofrecían cada día un sacrificio humano escogido por sorteo. Un día le tocó el turno a la princesa, y cuando el pueblo, resignado, la acompañaba a su destino, apareció un caballero valiente: san Jorge. Con una lanza, el caballero mató el dragón y liberó a la princesa. Del cuerpo inerte del monstruo brotó un rosal de flores rojas, símbolo de la vida triunfante sobre la muerte. Jorge rechazó cualquier recompensa y continuó su camino, dejando atrás una ciudad agradecida y libre. Este relato, claramente simbólico, refleja la lucha del bien contra el mal y la protección de los inocentes.
Si bien Jacopo da Varazze emplaza la leyenda de san Jorge y el dragón en Silene, en Catalunya tiene un carácter, unos elementos y una localización propios. El relato, esencialmente, es igual en todas partes, pero la leyenda en Catalunya no tiene lugar en Silene, sino en Montblanc. El pueblo conserva varias referencias históricas y legendarias que alimentan esta conexión, como la iglesia de Sant Jordi y el Castell de Montblanc, donde se dice que tuvo lugar la confrontación con el monstruo. El ambiente medieval de la villa y su rico legado histórico la hacen un lugar ideal para albergar esta leyenda.
En Catalunya, la figura de san Jorge se hizo muy popular a partir del siglo XV, y ya en aquella época, la Generalitat lo estableció como patrón del país. De hecho, su estandarte (la cruz roja sobre fondo blanco) se convirtió en símbolo institucional y aparece en escudos y banderas, como el de Barcelona. Además, el Costumari Català recoge muchas prácticas populares en torno a esta festividad, desde ferias hasta celebraciones religiosas.
¿Y por qué regalamos rosas?
La tradición de regalar rosas se remonta al siglo XV, cuando se hacía una feria de rosas en el Palau de la Generalitat para conmemorar Sant Jordi y donde las parejas se intercambiaban flores. El libro se añadió mucho más tarde, en 1926, impulsado por el editor valenciano Vicent Clavel, coincidiendo con el día de la muerte de dos grandes escritores: Cervantes y Shakespeare, ambos el 23 de abril de 1616. Eso permitió fusionar la tradición caballeresca con el fomento de la cultura, creando una festividad única en el mundo.
El día del 23 de abril tampoco es casualidad, ya que es la fecha en que, según la tradición cristiana, san Jorge murió mártir (23 de abril del 303). Más adelante, la UNESCO declaró esta fecha como el Día Mundial del Libro, justamente inspirada en la celebración catalana, cosa que da una proyección internacional a nuestra fiesta y acentúa el valor cultural e identitario. Así, más allá de la fantasía del dragón y el caballero, la leyenda de san Jorge perdura como un símbolo de coraje, amor y justicia que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos. Arraigada en tradiciones antiguas y adaptada a la cultura catalana, esta historia sigue cautivando generaciones y es la excusa perfecta para salir a la calle a comprar flores y libros.