En casa no solo acumulamos objetos. También acumulamos recuerdos innecesarios. Y lo hacemos sin darnos cuenta. Le damos demasiado valor a cada cosa que entra por la puerta: una caja, un regalo, una carta, una compra fallida. Todo lo retenemos “por si acaso”, porque nos da pena tirarlo, porque creemos que podría servir en el futuro… aunque la mayoría de veces, ese futuro nunca llega. Lo que sí llega es el desorden. Desde La Gandula os enseñaremos a ser un poco más ordenados.
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Los objetos se quedan, se apilan, se esconden y a cambio nos quitan espacio, claridad y bienestar. Por eso, ordenar no es solo limpiar. Es también decidir con más conciencia qué merece quedarse y qué no. Y para empezar, te propongo un reto simple: deshacerte en solo una semana de cinco cosas que probablemente también están en tu casa.
Las cinco cosas de las que debes deshacerte
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Cajas de cartón
Con la normalización de las compras por internet, es habitual que las cajas se acumulen más rápido de lo que se reciclan. A veces ni las abrimos del todo, y cuando lo hacemos, dejamos la caja apilada “para más tarde”. Pero más tarde se convierte en semanas. Lo mejor: abrir, vaciar, desmontar y reciclar inmediatamente. Ocupan mucho espacio y no tienen ninguna utilidad más allá del transporte.
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Devoluciones que nunca haces
Compramos algo que no nos convence, y lo dejamos ahí, en una esquina o encima de una silla, esperando que lo devolvamos. El problema es que, cuanto más tiempo pasa, más nos cuesta hacerlo… hasta que un día, el plazo ha caducado. Por eso, si sabes que algo no lo vas a usar, decide rápido: embálalo, imprime la etiqueta y tenlo preparado para dejarlo en el punto de recogida cuanto antes. No lo pienses más de dos veces.
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Correos electrónicos
Aunque no se vean, también ocupan. Los correos pendientes se convierten en ruido mental y fuente de distracción. Dedicar unos minutos cada semana a vaciar la bandeja de entrada, eliminar promociones, responder lo urgente y archivar lo importante puede marcar la diferencia en tu concentración y tu estado mental.
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Cosas rotas que piensas reparar
Una lámpara, una silla o cualquier objeto se rompe y pensamos “ya lo arreglaré”. El problema es que ese pensamiento puede durar meses. Si algo se rompe y de verdad merece ser reparado, toma una decisión inmediata: busca el lugar donde pueden arreglarlo, mete todas las piezas en una bolsa o caja, y déjalo todo listo para llevarlo cuando toque. Si no tomas acción en la primera semana, lo más probable es que nunca lo hagas.
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Regalos de fiestas
Si tienes hijos, sabrás de lo que hablo. Las piñatas, los cumpleaños y los detalles de fin de fiesta traen a casa un volumen de juguetes pequeños, stickers, libritos, globos y golosinas. La ilusión dura unos días, pero pronto esos objetos quedan olvidados por los rincones. Y semanas después, los encuentras rotos, sucios o medio desinflados. La solución: déjales disfrutar unos días, y luego selecciona qué merece quedarse. El resto, directamente al contenedor o al punto de donación.