Cambiar las sábanas no es solo una cuestión de orden o estética: es una práctica esencial de higiene personal que puede influir en la salud, el descanso e incluso en el estado de ánimo. Pero… ¿Cuál es la frecuencia ideal para hacerlo? Según varios expertos en salud e higiene consultados por The Washington Post, lo mejor es cambiar las sábanas una vez por semana.
Los motivos para cambiar las sábanas cada semana
Durante la noche, nuestro cuerpo deja huella: sudor, restos de cremas, células muertas, posibles bacterias… Todo eso se acumula rápidamente en la sábana. Además, la presencia de ácaros del polvo es inevitable y puede empeorar los síntomas de personas con asma o alergias. Tierno advierte que, en condiciones normales, “siete días es el máximo recomendable antes de volver a limpiarlo todo”. Y añade que si se suman factores como dormir desnudo, tener mascotas o sudar mucho, el lavado debería ser aún más frecuente.
“Las personas dejan en la cama sudor, piel muerta, cabellos, bacterias, hongos y más. Y eso puede provocar alergias, irritaciones e incluso infecciones”, explica Philip Tierno, profesor clínico de microbiología y patología en la NYU School of Medicine.
Las excepciones: cuándo puedes alargarlo un poco más
El artículo también recoge la opinión de Caroline Forte, directora del laboratorio de limpieza del Good Housekeeping Institute, que matiza que en algunos casos —como ducharse antes de irse a la cama, dormir con pijama y no tener mascotas— se podría alargar el cambio de sábanas hasta cada dos semanas. Pero advierte: “A partir de ahí, la suciedad se vuelve invisible pero muy presente”.
Fundas, almohadas y edredones: ¿cada cuánto se lavan?
- Fundas de almohada: cada semana, como las sábanas. Acumulan sudor, saliva, cosméticos y cabellos.
- Almohadas: cada 2-3 meses. Se pueden lavar a máquina si las instrucciones lo permiten.
- Edredón o cubrecama: cada 1-2 meses, especialmente si no se usa funda protectora.
- Protector de colchón: también cada 1-2 meses.
Cómo lavar las sábanas correctamente, según los expertos
Lavar no es solo meter las sábanas en la lavadora y listo. Hacerlo bien marca la diferencia. Estas son las recomendaciones de los especialistas consultados por el Washington Post:
- Temperatura del agua: Usa agua caliente, entre 40 °C y 60 °C, para eliminar bacterias, sudor y ácaros. Si el tejido lo permite, un lavado a 60 °C es ideal.
- No sobrecargues la lavadora: Las sábanas necesitan espacio para moverse libremente y lavarse bien. Si las apilas demasiado, no se limpian bien.
- Detergente adecuado: Usa un detergente suave pero eficaz. No hace falta que sea perfumado, pero sí que elimine residuos corporales y microorganismos.
- Secado completo: Si usas secadora, asegúrate de que queden bien secas antes de guardarlas o volver a ponerlas en la cama. La humedad residual puede favorecer el crecimiento de moho.
- Evita suavizantes químicos: Pueden dejar una capa que atrapa la suciedad. Si quieres suavidad extra, añade un poco de vinagre blanco al lavado.
- Plancha opcional: No es imprescindible, pero pasar una plancha puede ayudar a eliminar cualquier microorganismo restante, además de dejarlas más agradables al tacto.
Cómo limpiar el colchón
Aunque no lo parezca, el colchón es un gran acumulador de suciedad invisible: sudor, polvo, ácaros, restos de piel muerta… Y no, un protector no basta. Según los expertos consultados por The Washington Post, hay que hacer una limpieza profunda cada 3 o 6 meses. Aquí tienes cómo:
- Aspirado regular: Aspira el colchón por toda la superficie con un filtro HEPA, prestando atención a los bordes y costuras.
- Neutraliza los olores: Espolvorea bicarbonato de sodio por encima, déjalo actuar un par de horas y vuelve a aspirar. El bicarbonato absorbe humedad y malos olores.
- Tratamiento de manchas: Para manchas concretas (sudor, sangre, etc.), aplica una mezcla suave de jabón neutro con agua tibia. No mojes en exceso el colchón, porque puede retener humedad.
- Ventilación: Si puedes, saca el colchón al aire libre o abre las ventanas para que se airee bien. La luz solar ayuda a eliminar bacterias y hongos.
- Gíralo o dale la vuelta: Muchos colchones permiten girarlos de cabeza a pies o por la cara contraria. Hacerlo cada 3-4 meses ayuda a evitar deformaciones y alargar su vida útil.