Es muy habitual encontrar plástico blanco en diferentes elementos del hogar, como enchufes, pequeños electrodomésticos, utensilios de cocina o muebles de jardín. Con el paso del tiempo, sin embargo, este material tiende a adquirir un color amarillento que le da un aspecto envejecido y descuidado. Este cambio no se debe simplemente a la suciedad, sino a factores como la exposición continua a la luz solar, el calor o el aire. La radiación UV y el proceso de oxidación afectan al material plástico, deteriorando su superficie y alterando su color natural. Cuando esto ocurre, muchas personas piensan que la mejor opción es usar lejía para devolver el blanco original. No obstante, esto puede ser un gran error. Por esto, a continuación, desde La Gandula te presentamos la fórmula para decir adiós al plástico amarillento y devolverle su color.

Por qué no es buena idea usar lejía en plásticos blancos

Aunque la lejía es conocida por su poder desinfectante y blanqueador, no siempre es la mejor opción. En el caso del plástico blanco, su acción es superficial y no soluciona el problema de fondo, que es la degradación del material. De hecho, puede empeorar la situación: la lejía puede debilitar el plástico, volverlo más frágil y provocar manchas más intensas o zonas descoloridas con el tiempo. Además, si el objeto ya está deteriorado, el uso de este químico puede dejar marcas permanentes o provocar que el material se vuelva opaco. Tampoco hay que olvidar los riesgos asociados a la salud y el impacto ambiental que supone su uso continuo.

Métodos más seguros para mejorar el aspecto del plástico amarillento

Por suerte, existen soluciones más suaves y naturales que pueden ayudarte a recuperar el color del plástico sin dañarlo. Aquí tienes algunas alternativas que puedes probar fácilmente en casa:

  1. Pasta de bicarbonato y agua oxigenada: Combina bicarbonato de sodio con agua oxigenada (al 10-12%) hasta formar una pasta espesa. Aplica la mezcla sobre la superficie afectada, colócala al sol durante varias horas y luego limpia con un paño húmedo. Este método aprovecha la acción del peróxido junto a la luz solar para aclarar las manchas.
  2.  Vinagre blanco caliente: Calienta un poco de vinagre blanco de limpieza y aplícalo con un trapo sobre el plástico. Aunque no blanquea del todo, ayuda a eliminar residuos superficiales y a mejorar ligeramente el tono.
  3. Limón con bicarbonato: Exprime medio limón y mézclalo con una cucharada de bicarbonato de sodio. Aplica la mezcla sobre las zonas amarillas, deja actuar unos 30 minutos y limpia después con un paño. Este remedio es útil para manchas leves y superficies que no están demasiado deterioradas.

Con estos métodos naturales puedes mejorar notablemente el aspecto del plástico blanco sin recurrir a productos agresivos. Solo necesitas un poco de paciencia y constancia para que tus objetos recuperen una apariencia mucho más limpia y cuidada.