Cuando pensamos en las Maldivas, nos imaginamos playas perfectas, arena blanca como la harina y aguas tan transparentes que parecen ilusiones. Pero detrás de esta belleza hay un proceso tan fascinante como… escatológico. Literalmente. Si alguna vez has sentido envidia de los influenciadores que cuelgan vídeos en las paradisíacas playas de las Maldivas, ahora les puedes comentar una realidad incómoda: ¡la arena de esta playa blanca y perfecta está formada de excrementos!

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🏖️ La playa más bonita del mundo ya no es paradisíaca
 

La arena de las Maldivas y los excrementos de pez

Pues sí. Buena parte de la arena blanca en las Maldivas es, de hecho, excremento de pez. Pero no cualquier pez: el protagonista de esta historia es el pez loro (familia Scaridae), uno de los habitantes más sorprendentes de los arrecifes de coral.

Este pez se alimenta raspando los corales y las algas que crecen en ellos. Al hacerlo, tritura el carbonato de calcio del coral con una mandíbula potente —parecida a un pico— y lo que no puede digerir… lo expulsa en forma de polvo finísimo. Este polvo es precisamente lo que acaba convirtiéndose en la arena blanca que cubre las playas más paradisíacas del mundo.

Cómo es el pez loro y por qué es clave en las playas de coral

Los peces loro son criaturas coloridas e hipnotizantes, con tonos turquesa, rosas y verdes. Pero más allá de su belleza, tienen un papel esencial: mantienen vivos los arrecifes de coral.

Según un estudio publicado en Sedimentary Geology, estos peces son verdaderas fábricas de arena. Los investigadores calcularon que algunas especies, como Chlorurus sordidus o Chlorurus strongylocephalus, pueden producir hasta 400 kg de nuevo sedimento por individuo y año.

Este sedimento, formado por restos microscópicos de coral, es casi idéntico a la arena que forma las islas y playas del archipiélago. Es decir, sin peces loro, muchas islas de las Maldivas sencillamente no existirían. Cada mordisco de pez loro desgasta un poco el arrecife, pero a la vez contribuye a mantenerlo activo y a crear nuevos depósitos de arena. Los científicos han comprobado que este proceso de erosión natural es esencial para el crecimiento y la forma de las islas en un contexto de aumento del nivel del mar.

Los peces loro no solo comen y defecan arena; también transportan sedimentos fuera del arrecife, ayudando a formar las pendientes arenosas y las playas que hacen tan características las Maldivas. Es un equilibrio ecológico delicadísimo, donde incluso la “caca” tiene un papel estructural.

Pez loro
Pez loro

El turismo masivo, la sobrepesca y la degradación de los arrecifes amenazan seriamente a estas especies. Y esto no es solo una pérdida ecológica: sin los peces loro, las playas blancas de las Maldivas podrían literalmente dejar de existir. Sus poblaciones mantienen el flujo natural de sedimentos que alimenta las islas. De ahí que muchos expertos reclamen zonas marinas protegidas y regulaciones que limiten la pesca de estos peces, especialmente de los ejemplares más grandes, que son los que generan más arena.

Otras playas hechas de excrementos (no solo en las Maldivas)

Aunque las Maldivas sean el caso más famoso, no son el único lugar del mundo donde pisamos excrementos marinos sin saberlo.
Lo mismo ocurre en lugares como:

  • Hawái:  allí los peces loro locales también contribuyen masivamente a la arena blanca.
  • El Caribe: la arena proveniente de los peces está presente especialmente en Barbados y las Bahamas.
  • La Gran Barrera de Coral en Australia: especies similares juegan el mismo papel ecológico que el pez Loro.

Así pues, si un día extiendes la toalla sobre una playa blanca y perfecta, puedes pensar que estás descansando sobre el resultado de miles de años de trabajo de los peces loro —un recordatorio de que la naturaleza tiene maneras muy curiosas de crear belleza.