Mucha gente tiene la costumbre de mojar el cepillo antes de echar la pasta. Parece algo normal, incluso higiénico, pero según la odontóloga Janira Sánchez es un error que hace que el cepillado sea menos efectivo. ¿El motivo? A continuación lo desvelaremos para que podáis guardar esta información para siempre en vuestra memoria y no cometer una y otra vez el mismo error a la hora de lavaros los dientes cada día.
No pongas agua en el cepillo de dientes
El agua diluye la pasta y reduce la potencia de sus componentes, lo que significa que limpia y protege mucho menos de lo que debería. Lo que explica la especialista es bastante sencillo: si la pasta pierde concentración, no se adhiere igual al diente y arrastra peor la placa bacteriana. En otras palabras, creemos que estamos limpiando bien, pero en realidad estamos rebajando el efecto de la pasta sin darnos cuenta. Por eso la recomendación es clara: poner el dentífrico directamente sobre el cepillo seco y empezar a cepillar. En un primer momento, es muy probable que notéis con mucha más potencia el sabor de la pasta de dientes que tengáis, pero a medida que incorporéis este paso en vuestro día a día cada vez lo notaréis menos.
Este gesto de mojar el cepillo suele estar muy extendido porque pensamos que así se genera más espuma y que eso equivale a limpiar mejor, además para mucha gente supone suavizar el sabor del dentrítico si este es potente. Pero la espuma no es sinónimo de eficacia, solo de sensación. Lo realmente importante es que los principios activos de la pasta, como el flúor, lleguen con la máxima fuerza al esmalte y a las encías para protegerlos.
Con este método la pasta de dientes actuará mejor
El recordatorio de esta especialista también pone el foco en algo que a menudo se pasa por alto: la higiene bucodental no es solo estética, es mucho más importante de lo que creemos. Una limpieza deficiente o poco cuidadosa puede provocar caries, problemas en las encías y, a la larga, incluso complicaciones en otras partes del cuerpo, como el corazón. Por eso conviene prestar atención a los detalles más básicos de la rutina diaria.
No se trata de cepillarse más fuerte ni de añadir pasos complicados, sino de hacerlo bien. Evitar mojar el cepillo antes de poner la pasta es un cambio fácil que cualquiera puede aplicar y que ayuda a que la limpieza sea realmente efectiva. Para empezar con este método podéis hacerlo progresivamente, primero añadiendo muy poca agua y cada vez menos hasta que finalmente no pongáis agua en vuestro cepillo para lavaros los dientes.