La desesperación de quienes ven su fachada convertida en el baño público de perros y gatos parece haber encontrado un aliado inesperado. Diego Fernández, ingeniero químico, asegura que existe un producto tan poderoso como polémico, que además de limpiar y desinfectar, logra crear una especie de “barrera invisible” contra los animales: la Creolina triple concentrada. No se trata de un invento nuevo ni de una fórmula futurista. Este líquido penetrante, con un aroma tan fuerte como inconfundible, tiene décadas de uso en ambientes rurales, galpones, establos y hasta mataderos. Sin embargo, ahora su fama resurge en los hogares urbanos, donde la necesidad de mantener limpias las paredes, entradas y negocios se ha vuelto más que urgente.
Creolina contra perros y gatos: la barrera olfativa que sí funciona
Pocas personas saben que la creolina no solo desinfecta, sino que también ahuyenta animales gracias a su olor agresivo y persistente. Al aplicarse diluida en agua, genera un rechazo inmediato en perros, gatos e incluso serpientes, lo que la convierte en una herramienta inesperada para quienes están hartos del marcaje territorial de los animales. El principio es simple: los animales desarrollan una asociación negativa con el lugar tratado. Tras varias aplicaciones, dejan de regresar, rompiendo así el ciclo interminable de orina y malos olores. Pero Fernández insiste en un punto crucial: “Jamás debe aplicarse directamente sobre los animales, ni en lugares donde comen o duermen”, porque su toxicidad puede causar estrés y graves problemas de salud.
Más que un repelente: un desinfectante letal contra bacterias y olores
Aunque muchos lo descubren por su efecto repelente, la verdadera carta fuerte de la creolina triple concentrada está en su poder como desinfectante fenólico de amplio espectro. Su acción elimina bacterias, hongos y mohos de forma radical, arrasando con los microorganismos que generan suciedad, plagas y olores insoportables. Desde cañerías hasta pisos de talleres, pasando por baños, tuberías y criaderos, este líquido oscuro ha sido durante años el recurso de fábricas y granjas para mantener a raya gérmenes y plagas como pulgas, garrapatas y ácaros. En la vida urbana, la ventaja es doble: además de frenar a perros y gatos, limpia de raíz el hedor que queda impregnado en paredes y veredas.
El ingeniero Fernández detalla un procedimiento seguro: diluir 30 ml en 900 ml de agua y aplicar sobre la zona afectada, repitiendo la operación una vez por semana o tras lluvias intensas. Para la desinfección de superficies grandes, la fórmula cambia: media taza en 10 litros de agua, dejando actuar cinco minutos antes de enjuagar. Sin embargo, no todo es tan sencillo. La creolina mal utilizada puede ser peligrosa. El contacto directo con la piel puede provocar irritaciones, ampollas o eczemas, mientras que una exposición excesiva al vapor podría causar mareos, tos e incluso problemas respiratorios. Los expertos recomiendan siempre el uso de guantes, mascarillas y gafas protectoras.
La reaparición de la creolina en ambientes urbanos ha generado división: mientras algunos vecinos la alaban como el remedio definitivo contra el marcaje de perros y gatos, otros la critican por considerarla excesivamente tóxica para utilizarla en espacios residenciales. Lo cierto es que, polémica aparte, su eficacia está fuera de discusión. La creolina triple concentrada no solo detiene las visitas indeseadas de mascotas ajenas, sino que convierte cualquier entrada en un espacio libre de olores, bacterias y gérmenes. Quizás, como dicen los expertos, “la solución estaba ahí desde hace décadas, olvidada en los rincones de las fábricas y granjas, esperando su momento para regresar”.