Hay rincones que, solo de pisarlos, te conectan con el territorio de una manera especial. Esto es justamente lo que propone Els Set Balcons de Montserrat, una ruta formada por siete miradores naturales repartidos entre Abrera, Castellví de Rosanes, Collbató, Esparreguera, Martorell, Olesa de Montserrat y Sant Esteve Sesrovires. Todos ellos tienen un denominador común: ofrecen vistas privilegiadas de Montserrat, la montaña sagrada de Cataluña, e invitan a redescubrir el norte del Baix Llobregat desde una nueva perspectiva.

Esta iniciativa va mucho más allá de contemplar el paisaje. Es una puerta abierta a disfrutar del senderismo, las rutas en bicicleta, el turismo familiar y una rica oferta cultural y gastronómica. A lo largo del recorrido, se pueden hacer paradas para degustar productos locales, visitar bodegas y cavas, o adentrarse en el patrimonio histórico de la zona, como la Colònia Sedó de Esparreguera o el famoso puente del Diablo de Martorell. Y si coincide con la primavera, aún mejor: las representaciones de las Pasiones dan vida a los pueblos y arraigan en la tradición.

Abrera: historia y naturaleza a tocar de Montserrat

Uno de los balcones más emblemáticos es el de Abrera, situado dentro del recinto del Castell de Voltrera. Además de su vista espectacular, este espacio tiene un gran valor arqueológico e histórico: los restos del castillo son bien cultural de interés nacional y se alzan sobre un cerro de 218 metros que dominaba, en época medieval, todo el paso fluvial del Llobregat.

Las visitas guiadas y las jornadas de puertas abiertas son una oportunidad ideal para descubrir este lugar. Además, muy cerca se pueden visitar otros puntos de interés, como las trincheras de la Guerra Civil en el bosque de Sant Miquel, la Iglesia de Sant Pere o el Pou del Glaç d’en Margarit, declarado bien cultural de interés local. En la zona hay aparcamiento gratuito y diversas rutas para hacer a pie

Castellví de Rosanes: dos balcones y una panorámica única

Este municipio ofrece no uno, sino dos miradores espectaculares. El primero se encuentra en el casco antiguo, en la avenida Mare de Déu de Montserrat; el segundo, en medio del bosque municipal, se accede desde la plaza del Roure. Ambos tienen una estructura que sobresale del terreno y permiten contemplar no solo Montserrat, sino también la serralada Prelitoral e incluso la serra del Cadí, en días claros.

La ruta circular que une los dos balcones es una propuesta ideal para hacer una caminada en familia o, si se quiere alargar, se puede continuar por el Eix de Ponent, una de las grandes rutas de senderismo de la zona. Además, Castellví esconde una pequeña joya para los amantes del vino: el Celler i Museu del Vi Ramon Canals, una visita obligada para conocer la tradición vitivinícola del municipio.