A Vox le hacen la campaña portadas como la de El País de este miércoles, que pretende asustar a la ciudadanía para que vote a los partidos de Pedro Sánchez haciendo de altavoz a las amenazas del cabeza de lista del partido ultra, que quiere "convencer" a los catalanes de ser españoles utilizando "todos los resortes del Estado". Las últimas veces que se ha aplicado esta política primitiva, los resultados han sido dolorosos pero han acabado en fracaso. Además, no hace falta. El título principal de El Periódico explica por què: ya se encargan los tribunales —y, por extensión, los diversos organismos del Estado. En este caso, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que impone a la Generalitat la política educativa a base de sentencia, de manera que lo que no se gana en las urnas —los catalanes lo rechazan, no lo votan— lo ganan con los jueces. A esta realidad Vox solo añade visceralidad muscular y adolescente, afán de venganza y ganas de humillar, envueltos con la actitud escuadrista que Ignacio Garriga, el cabeza de lista ultra por Barcelona, mostró el domingo en Badalona, al intentar agredir a unos reventadores. Es la "dialéctica de los puños y las pistolas" falangista puesta al día. Quizás podría llamarse la "dialéctica de las togas y las porras". Pobre Hegel.

Si te fijas bien, el fondo no es muy diferente de lo que dice el mismo candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quién La Vanguardia hace este miércoles una entrevista amable y simpática —ni una pregunta sobre la lengua, ni una pregunta sobre la financiación autonómica, ni una pregunta sobre la cuestión nacional, ni una pregunta sobre la renovación del Poder Judicial, ni una pregunta sobre Europa, ni una pregunta sobre la invasión de Ucrania...—. Dice que en Catalunya se equivocaron, que "se tenía que actuar antes". El título principal de la portada es otra declaración: "Tengo la esperanza de que el PSOE evitará que pactemos con Vox". Es el título ideal tanto para presionar Vox como para hacer responsable de las propias decisiones a Pedro Sánchez y a su partido.

Viene a la cabeza el You caused me do this ("vosotros me habéis obligado a hacerlo") de la nota que dejó en la habitación Seung-Hui Cho, el estudiante que mató a 32 personas y a sí mismo en la universidad Virginia Tech, en Estados Unidos, en abril del 2007. Algunos diarios titularon con esa frase del asesino suicida y se armó un buen lío, especialmente entre las familias de las víctimas. La comparación es brutal, sí, pero solo a efectos de dejar claro que La Vanguardia valida así la trampa que Feijóo tendió a Sánchez en el debate, cuando pretendía hacerle firmar un compromiso mutuo de dejar gobernar al partido más votado. Feijóo se prepara el discurso de aceptación de los votos de Vox: espetará You caused me do this a socialistas, yolandistas, independentistas... mientras levanta el brazo de Santiago Abascal.

Los diarios del Trío de la Bencina ya ha empezado la maniobra Pressing Vox en tres direcciones. Una, ablandar al partido ultra para que no lo ponga tan difícil al PP si sus votos son necesarios para investir al candidato pepero. Que no sea como en Valencia, Baleares o Extremadura. La segunda, convencer a los votantes de Vox de que es mejor votar al PP porque, en el fondo, lo que quieren es echar a Pedro Sánchez y a sus aliados comunistas, separatistas y terroristas. La última dirección es la que Feijóo le ha colado en La Vanguardia: la culpa de que Vox esté en el Gobierno será del PSOE, que no querrá ceder sus votos al PP porque no le preocupa que el gobierno de España sea secuestrado por los "populismos" sino evitar la victoria de Feijóo. You caused me do this.

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