Probablemente, si Francina Armengol (Inca, 1971) hubiera decidido iniciarse en el mundo de la política hoy en día le habrían dicho que es una nepobaby: hija de Jaume Armengol, farmacéutico y alcalde de su pueblo entre 1991 y 1995 siguió sus pasos en los dos caminos, estudiando para ser botica y entrante en el Ajuntament de Inca en 1998 como concejala después de años militando al Partido Socialista de las Illes Balears. Pero Francina Armengol no es, ni mucho menos, nueva en política y este 28 de mayo se presenta a las elecciones autonómicas de las Illes Balears para intentar revalidar su mandato para una tercera legislatura consecutiva, después de 8 años como presidenta del archipiélago. Durante estos, nunca ha gobernado sola y le ha tocado hacer equilibrios con sus socios de gobierno, siempre situados a la izquierda de los socialistas.

🗓️ Calendario de las Elecciones Municipales 2023 en Catalunya: cuándo son, fechas clave y candidatos

🏝️ Las Illes Balears, entre un tercer pacto de izquierdas y la coalición de PP y Vox

Armengol, diputada en el Parlament desde 1999, fue elegida presidenta de las Balears por primera vez a las elecciones del 2015. Las Illes salían de un momento político convulso durante la presidencia de José Ramón Bauzà. Su etapa estuvo marcada por su cruzada contra el catalán y su polémico Tractament Integrat de Llengües del 2013, más conocido como TIL, que marginaba la lengua propia en las aulas y que provocó una larga huelga de los docentes, así como manifestaciones históricas por todo el archipiélago. Desde la oposición, Armengol rechazaba este modelo lingüístico, asegurando que una vez llegara a la presidencia de la autonomía lo derogaría. Bauzà ganó las elecciones, pero dejándose por el camino una quincena de diputados y abandonó el partido para fugarse a Ciudadanos. El PSIB también perdió cuatro escaños respecto del 2011 pero un acuerdo con Més per Mallorca y Més per Menorca, con el apoyo de Podem, que había irrumpido como tercera fuerza con 10 diputados, y Gent per Formentera, convirtió a Francina Armengol con la primera mujer presidenta de las Balears.

Armengol, la baronesa más fiel a Pedro Sánchez

Durante su primera etapa como presidenta, Armengol, tuvo que convivir con el terremoto político dentro del PSOE, marcado por el auge, caída y resurrección de Pedro Sánchez como secretario general del partido. Durante este periodo, Armengol se mantuvo fiel al ahora presidente del Gobierno, dándole apoyo en todo momento durante el proceso de primarias al partido, siendo la única presidenta de un gobierno autonómico que posicionaba a favor suyo y no de Susana Díaz. Posteriormente, también fue de las pocas líderes territoriales del partido que salieron a defender la "valentía" de Sánchez a la hora de pactar la reforma del Código Penal con ERC y EH Bildu, mientras otras figuras como Javier Lambán o Emiliano García Page hacían el juego de la derecha. Este apoyo prácticamente inequívoco ha provocado que desde la ultraderecha se hayan referido en varias ocasiones a Armengol como la "escudera" de Sánchez, cosa que no ha parecido demasiado mucho a la socialista.

Efectivamente, su relación ha seguido siendo buena en todo momento durante estos ocho años, excepto algunos momentos de tensión por los problemas de vivienda que vive el archipiélago. Armengol también se alejó del repentino giro sobre el Sáhara, enajenándose con el pueblo saharaui, con el cual el archipiélago mantiene un vínculo especial.

Un segundo mandato marcado por sus polémicas pandémicas

Tras cuatro años como presidenta, Francina Armengol firmó una victoria histórica de los socialistas en las Islas, ya que hasta entonces nunca habían conseguido superar en un PP en caída libre que no se había repuesto después de la salida de Bauzá. Con todo, la cifra de diputados quedaba lejos de una mayoría absoluta y la de Inca revalidó su tripartito, todo y que en esta ocasión con Unides Podem entrante en el gobierno. Menos de un año después de revalidar su presidencia, estalló la pandemia de la covid y la situación sanitaria la puso contra las cuerdas en dos ocasiones. La primera, cuando en octubre del 2020 se publicaron imágenes suyas de madrugada en un bar de Palma, hecho que contrastaba con las restricciones de su propio gobierno. Aunque lo intentó matizar asegurando que salieron del establecimiento antes de la hora límite, pero que se quedaron más tiempo en la puerta porque un miembro de su grupo de amigos se desmayó, esta polémica la ha perseguido durante su mandato. También cuándo en verano del 2021 se detectó un macrobrote entre los estudiantes que habían ido a celebrar el final de curso a Mallorca y que la conselleria de Salut decidió confinar en un hotel para evitar que la pandemia se volviera a descontrolar. A pesar de la avalancha de críticas que recibió en su momento, la justicia le acabó dando la razón.

¿Una presidenta independentista? La obsesión de la ultraderecha

Durante los años en que estudió en Barcelona, antes de militar al partido socialista perteneció al Bloc d'Estudiants Independentistes, un sindicato estudiantil de la UAB. Además, su padre, Jaume Armengol, no solo ha sido farmacéutico sino también escritor y activista cultural en Mallorca. Por todo ello, desde la oposición y los medios de ultraderecha la han intentado relacionar con el movimiento independentista durante sus ocho años al frente del Govern, cosa que siempre ha negado, reclamando una salida negociada al conflicto entre Catalunya y el Estado. En el 2016, cuando el último presidente socialista de las Balears antes de ella, Francesc Antich, cedió su escaño al Senado para que ERC pudiera tener un grupo propio en la cámara alta, Armengol lo defendió de las críticas y remarcó que si bien ella no era independentista, había gente que sí y se tenía que respetar.

Durante estos ocho años de presidencia, Armengol ha convivido con las turbulencias propias de un gobierno de coalición entre tres fuerzas diferentes. Con todo, la principal crisis tuvo lugar por la protección del catalán en el ámbito de la sanidad. A finales de diciembre del 2022, el Govern decidió eliminar el requisito del catalán al personal sanitario, escudándose en el déficit de médicos y enfermeras en el archipiélago. Esta decisión provocó el enfado de los socios de Armengol y también de instituciones como la Obra Cultural Balear, que llegó a comparar Armengol con Bauzà. Finalmente, en febrero del 2023 los socialistas rectificaron y se recuperó el catalán como requisito para trabajar en el ámbito sanitario, hecho que desató la ira de los partidos de derechas.

Armengol se reivindica como presidenta ante un pacto del PP con la ultraderecha

Durante la precampaña, Armengol ha hecho valer su pacto tripartito mientras ha insistido en el peligro que supondría para las Illes Balears que este fuera sustituido por un pacto entre PP y Vox. En los carteles del partido que han aparecido al centro de Palma en las últimas semanas se ha reivindicado como la presidenta del archipiélago y ha dejado bien claro que todavía tiene ganas y ánimos de gobernar durante, como mínimo, cuatro años más.