En el actual contexto de retroceso del catalán, con un importante descenso del uso social de la lengua en los últimos años y sin ninguna señal de mejora en este sentido, las entidades y organizaciones para defenderla se han vuelto imprescindibles, aunque haga ya años que están en pie de guerra para garantizar los derechos de los hablantes. Si en Catalunya encontramos instituciones como Òmnium Cultural o la Plataforma per la Llengua y en el País Valencià está la Acción Cultural del País Valencià, en las Illes Balears, y especialmente Mallorca, esta tarea la ejerce la Obra Cultural Balear. Joan Miralles, presidente de esta entidad que ha celebrado 60 años de historia defendiendo la lengua y la cultura del archipiélago y que cuenta con 4.000 socios, explica a ElNacional.cat cuáles son los retos de las Balears después de ocho años de un gobierno teóricamente amable con la lengua, teniendo en cuenta el precedente del ejecutivo de José Ramón Bauzá (entonces del PP y ahora de Ciudadanos), pero que no ha llevado a cabo ninguna gran acción por promover el uso del catalán en las Illes. Todo ello coincide con un crecimiento de la ultraderecha, que intenta ligar el independentismo con el catalán para desincentivar todavía más su uso, defendiendo las modalidades "baleares" como lenguas diferenciadas de la catalana. 

¿Ha cambiado mucho la tarea de la entidad desde su fundación el año 1962?
Evidentemente, en 60 años de historia todo cambia, pero en todo su recorrido la Obra Cultural Balear ha luchado incansablemente para defender la lengua, la cultura y el país. Yo diría que es una historia de éxitos. Sin la OCB no se podrían entender aspecto que son muy importantes por la autonomía, como su estatuto, los acuerdos de mínimos o los medios de comunicación en catalán.

¿Tenéis contacto y os coordináis con otras asociaciones de los territorios de habla catalana?
Evidentemente. Nosotros operamos sobre todo en Mallorca y tenemos delegaciones en 44 municipios. Si vemos que en algún pueblo ya hay alguna entidad que hace nuestro trabajo, no creamos una nueva delegación, sino que colaboramos con ellas u otras entidades como la Obra Cultural de Formentera o el Institut d'Estudis Eivissencs. En Menorca probablemente sí que tendría sentido una delegación dla OCB, ya que no hay ninguna asociación que haga su trabajo. Existe el Instiut Menorquí d'Estudis, pero este depende del Consell Insular y para hacer bien nuestro trabajo tenemos que poder críticar las instituciones de manera libre. Además, la OCB ostenta a la vicepresidencia de la Federació Llull, que engloba las principales entidades que defienden lengua, cultura y país por todos los territorios de habla catalana. Muchas veces hacemos actividades conjuntas, ya que los retos son comunes y no tiene ningún sentido que vayamos por separado: promover el uso social de la lengua, reivindicar la reciprocidad de los medios audiovisuales en catalán, presionar al estado para que entienda España desde la diversidad linguística y cultural o reivindicar el catalán en Europa.

Vuelve a ser el momento de hablar de lengua y poner a la política lingüística en la mesa de debate

Los estudios sobre lengua hablan de un descenso muy importante del uso social del catalán en Catalunya pero también por todo el territorio. ¿Compartes el diagnóstico?
Sí. Yo creo que el problema que ha habido en las Illes Balears es que después de las grandes manifestaciones para derogar el TIL de Bauzà (la ley educativa del gobierno del Partido Popular que disminuía el papel del catalán en las aulas) y derogar su gobierno abiertamente hostil con la lengua, no se ha hecho trabajo para volver a poner a la política lingüística encima de la mesa de debate. A eso se le tienen que sumar otros factores, como el incremento demográfico, el procés catalán o la covid, y todo ha provocado que se hayan reducido a la mínima expresión las campañas a favor de la lengua. Necesitamos que en la próxima legislatura la lengua se saque del cajón y se haga un plan de choque por revertir su tendencia.

¿Consideras que el hecho de no haber tenido un gobierno "hostil", tal como lo ha definido, con la lengua ha dificultado que hubiera más protestas o reivindicaciones?
Nosotros hemos tenido muy claro que, gobierne a quien gobierne, tenemos que tener una actitud crítica y constructiva: si se hacen las cosas bien se tiene que decir, y si no, como fue el caso de poner en peligro el catalán en la sanidad amagando con eliminar su requisito, también; independientemente de a quien gobierne. La anterior junta lo ha tenido mucho más complicado, porque con la covid era prácticamente imposible montar una manifestación. Ahora vuelve a ser el momento de hablar de lengua y no podemos mantener una actitud pasiva ante el retroceso.

¿Este retroceso es homogéneo en todas las Illes o hay territorios, como las grandes ciudades, más afectados que otros?
Evidentemente hay intensidades diferentes según la isla y donde el nivel de uso social está peor es Eivissa, después Mallorca y finalmente Menorca.

La extrema derecha ha salido del armario y hay una presión que antes no existía contra el uso social del catalán

¿Qué factores crees que se esconden tras este descenso del uso del catalán?
Se trata de una situación multifactorial que combina un crecimiento demográfico espectacular y una baja inversión en política lingüística. Esto es un gran problema porque no puede ser que tengamos más demanda de cursos de catalán que oferta: le estás diciendo a la gente que aprenda catalán, pero los que se animan después no pueden hacerlo. En estos últimos años además la extrema derecha ha salido del armario y hay una presión que no existía contra del uso social de la lengua y a esto se le tiene que sumar que el consumo de contenido entre los más jóvenes ha cambiado radicalmente: la gente ya no mira la televisión sino que todo pasa a las redes sociales.

¿Dirías que estos factores tienen lugar por todos los Països Catalans? ¿Qué el panorama es el mismo tanto en Balears, Catalunya como en el País Valencià?
La situación es complicada por todas partes, pero yo veo diferencias. En sociolingüística hay tres grandes variables: actitudes, conocimientos y usos linguísticos. Hablamos mucho de estos últimos, pero también es importante hablar de actitudes. En este sentido, en el País Valencià durante muchos años vivieron con gobiernos hostiles al catalán, y últimamente creo que se nota una mejora en la percepción de la importancia de la lengua. En el caso de Catalunya, la cosa es mucho más complicada y creo que está ligada al procés independentista. Noto un cierto desencanto social generalizado por como ha ido todo. Hay que tener en cuenta que todos los esfuerzos de una parte importante de la ciudadanía se dedicaron al procés y eso ha podido condicionar la situación actual de la lengua, que habría quedado desatendida de algún modo. 

Algunos han querido ligar independentismo y catalán, pero la lengua es patrimonio de todos

¿Cree entonces que el proceso independentista ha podido perjudicar en la lengua? ¿Qué se haya relacionado demasiado el catalán con el movimiento independentista y que esto haya podido generar rechazo fuera de Catalunya?
No me parece que esto haya pasado masivamente, pero es cierto que ha habido una intención por parte de algunos de asociar una cosa con la otra para perjudicar al catalán. La lengua es patrimonio de todos, de independentistas y no independentistas. Ligarla a solo una parte es negativo porque limita mucho su uso. ¿En nuestra asociación caben independentistas? Claro que sí. ¿Es solo para independentistas? No, claro está que no. La OCB es la casa común de todos los que aman la cultura, la lengua y el país, independientemente de su ideología.

A finales de mayo que hay elecciones municipales, insulares y autonómicas. ¿Qué se juega el catalán en estas elecciones ante un posible pacto de gobierno entre PP y Vox, teniendo en cuenta que la ultraderecha ya ha anunciado su intención de cerrar IB3 (la radiotelevisión pública de las Balears) si llegan al poder? ¿Os lo creéis?
Todo es posible. Después de las elecciones hay muchas opciones de pactos y dependiendo de los acuerdos postelectorales habrá unas consecuencias u otras. Eso ha pasado siempre, pero el problema es que ahora hay unas fuerzas políticas que apuestan claramente para que el catalán retroceda. Con todo, no es nada nueve. En Mallorca ya se han cerrado medios de comunicación en catalán, como Televisió de Mallorca, o en el País Valencià con Canal Nou.

Hay determinadas personas que quieren crear confusión sobre el catalán solo para liquidar la lengua

En Menorca, el Partido Popular ha fijado de número tres a una persona que defiende que el catalán y el balear, mallorquín, menorquín e ibicenco son lenguas diferentes. ¿Es una visión compartida por todas las Illes?
Yo creo que la población es consciente de que hablamos la misma lengua. Pero es cierto que hay grupos que utilizan el secesionismo lingüístico, defendiendo el mallorquín, menorquín o ibicenco, precisamente para liquidarlos. Es una paradoja. Nosotros defendemos nuestro patrimonio lingüístico y la riqueza lingüística con sus modalidades, pero tenemos muy claro que todas forman parte de una lengua común que es el catalán. El mallorquín, menorquín e ibicenco son nuestras maneras de hablar catalán. Hay determinadas personas y partidos que quieren crear confusión con el objetivo de liquidar la lengua. Los partidos que más defienden estas modalidades como lenguas diferentes al catalán son los que menos las usan. No las utilizan nunca.

Algunos empresarios hoteleros han hecho declaraciones nefastas contra la lengua, asegurando que es un freno para nuestro desarrollo

Balars ha tenido un gran crecimiento demográfico pero también del turismo. ¿Las personas que veranean en las Illes conocen su lengua propia? ¿Ha perjudicado este boom turístico el papel del catalán en el archipiélago?
Muchas personas que vienen de vacaciones no tienen ni idea que existe el catalán, el turismo desconoce la realidad lingüística. Eso se traduce en un impacto muy potente del turismo en la lengua, por ejemplo a nivel de paisaje, con elementos como la rotulación o la toponimia. Esto es lo que es conoce como efecto ejemplo, cuando la población local intentando satisfacer la visión estereotipada del destino y acaba escondiendo la cultura propia para convertirse en aquello que el turismo espera encontrar. ¿Cómo? Pues sustituyendo los nombres propios de los lugares por otros que recreen una cierta topicalización.

¿Notáis una falta compromiso por parte de los empresarios con la lengua para evitar estas situaciones?
Desgraciadamente, a pesar de las excepciones, una parte importante del empresariado ha sido insensible ante la lengua. No podemos generalizar, pero es importante que los agentes económicos tengan una actitud positiva hacia la lengua. Ha habido hoteleros que han hecho declaraciones nefastas diciendo que el catalán era un freno para el desarrollo porque enredaba a los turistas. Esto es un mensaje muy nocivo y que no nos podemos permitir.

¿Cómo se puede solucionar esta problemática entre turismo y lengua?
Desde la OCB hemos hecho una propuesta en este sentido, que ya la hemos transmitido a los partidos que se presentan a las elecciones. En Balears existe el impuesto del turismo sostenible que está pensado para mitigar los impactos del turismo. Generalmente, solo se tiene en cuenta su impacto económico y medioambiental, y pocas veces el sociocultural. Esto se tiene que solucionar y lo que pedimos es que un 5% del impuesto se dedique al hacer valer la lengua y la cultura propia del territorio.