Tal día como hoy del año 1973, hace 52 años, en Madrid, en las postrimerías del régimen dictatorial franquista, un explosivo de gran potencia estallaba al paso del vehículo oficial que transportaba al almirante Carrero Blanco, en ese momento presidente del gobierno español y considerado la mano derecha del general Franco. Seis meses antes (el 20 de junio de 1973), había sido nombrado presidente del gobierno y los elementos más reaccionarios del régimen (llamados "el Búnker") lo consideraban el sucesor de Franco en la jefatura del Estado. Carrero Blanco —amigo personal de Franco y furibundo anticomunista y antimasón— había sido procurador en las Cortes (1943-1967), y poco antes de la publicación de la ley de sucesión (1969), a favor de Juan Carlos de Borbón, había sido nombrado vicepresidente del gobierno.
Según la versión oficial, unos días antes, un comando de la organización ETA se desplazó a Madrid, y desde el sótano de la finca del 104 de Claudio Coello, construyeron un túnel hasta el subsuelo de la calzada. También según la versión oficial, al pasar el coche de Carrero Blanco —un Dodge negro—, activaron los explosivos, que los expertos estiman en una carga de 100 kilogramos de Goma-2, y el coche voló por los aires (ascendió más de veinte metros y saltó el edificio situado junto a la explosión, un convento de jesuitas anexo a la iglesia a la que asistía a misa diariamente). Carrero Blanco acababa de salir del oficio religioso y la explosión hizo caer el vehículo en el interior del patio de aquel edificio. Ninguno de los ocupantes del Dodge sobrevivió a la explosión. Poco después, la organización ETA asumía la autoría del atentado.
