Tal día como hoy del año 1978, hace 46 años, se producía el incendio y destrucción de la sala de fiestas Scala, de Barcelona; que en aquel momento era uno de los establecimientos más populares de la ciudad. La sala Scala estaba situada en el chaflán de las calles Consell de Cent y paseo de Sant Joan, en el solar del antiguo Cine Fregoli y ocupaba un edificio de siete plantas que, después del incendio, quedó totalmente calcinado. La sala Scala había sido fundada por los hermanos Antoni y Ramon Riba a principios de la década de 1970 y ofrecía en directo actuaciones de figuras de la canción ligera y espectáculos próximos al género de la revista. Esta oferta se compaginaba con un servicio de restauración.

Según la versión del Ministerio de Gobernación español, el 15 de enero de 1978, a mediodía, un grupo de militantes del sindicato anarquista CNT, que un rato antes habían participado en una manifestación en el Paral·lel, lanzaron varios cócteles Molotov contra la sala de fiestas, que provocaron el incendio y destrucción del edificio. En aquel siniestro murieron cuatro trabajadores de la sala de fiestas: Ramon Egea, Juan López, Diego Montoro y Bernabé Bravo; que, paradójicamente, eran también militantes del sindicato anarquista CNT. Desde un primer momento el Ministerio de Gobernación español y la Televisión Española sostuvieron que era un atentado perpetrado por la CNT.

En diciembre de 1980 se inició el juicio contra cinco militantes de la CNT que habían sido detenidos la misma tarde de los hechos y que llevaban casi dos años de prisión preventiva. En aquel juicio, los abogados defensores sostuvieron que aquel incendio era una operación de estado fabricada para desprestigiar a la CNT; que, en aquel momento, sumaba 300.000 afiliados y era la primera fuerza sindical de Catalunya. Los abogados defensores citaron a quien fuera ministro de Gobernación en el momento de los hechos, Rodolfo Martín Villa, pero no se presentó. Y el recurso de las defensas por ruptura de forma y denegación de pruebas fue desestimado por el Tribunal Supremo español.

La sentencia condenaba a José Cuevas, Javier Cañadas y Arturo Palma a diecisiete años de prisión por homicidio involuntario y fabricación de explosivos; Luis Muñoz a dos años y medio por complicidad; y Rosa López a cinco meses por encubrimiento. En cambio, un oscuro personaje llamado Joaquín Gambín Hernández, alias el Grillo, delincuente habitual captado por la policía para integrar la célula paramilitar Comando Información, que colgaba del ministerio de Martín Villa, que había estado infiltrado en el sindicato CNT y que la prensa y las defensas señalaban como el verdadero autor de los hechos, huyó y no fue detenido hasta después de un truculento tiroteo en València (diciembre, 1983).