Tal día como hoy del año 1573, hace 451 años, en las aguas del lago de Harlem y en el contexto de la Guerra Neerlandesa de Independencia (1568-1648) —también denominada Guerra de los Ochenta Años—, la marina de guerra de los independentistas neerlandeses, que se autonombraba "Pedigüeños del Mar", vivía su bautizo de fuego contra la armada de la monarquía hispánica. En aquel combate, denominado batalla de Haarlemmermeer, los Pedigüeños del Mar, comandados por el almirante Martin Brand se presentaron en 150 barcos, mientras que los hispánicos, comandados por el conde de Bossu, hizo acto de presencia con 100 naves.

La expresión "pedigüeños del mar" les había sido impuesta por un alto funcionario hispánico, el borgoñón Charles de Berlaymont, que en una reunión entre los representantes del rey Felipe II y los independentistas neerlandeses (1566), se refirió despectivamente a estos últimos como gueux (pedigüeños, en francés). Luis de Nassau, hermano del máximo representante del partido independentista en aquella reunión, en lugar de enojarse lo tomó como un cumplido, y a partir de aquel momento, las fuerzas no regulares neerlandesas en el mar (barcos pirata con patente de corso, barcos mercantes armados hasta los dientes) pasarían a autodenominarse "pedigüeños del mar".

En aquel enfrentamiento, los Pedigüeños no consiguieron su objetivo, que era auxiliar la ciudad de Haarlem, asediada por los hispánicos. Pero pusieron la primera piedra de una lucrativa actividad de corso, que contribuiría decisivamente a la victoria y a la independencia neerlandesas. Los Pedigüeños del Mar dedicados a la piratería corsaria atacaron insistentemente los barcos hispánicos que hacían la ruta entre el norte peninsular y la parte de los Países Bajos que, todavía, tenían bajo su dominación, y los de la Carrera de Indias. Para su propósito obtuvieron autorización para fondear y proveerse en los puertos de Londres, de Southampton y La Rochelle.