Tal día como hoy del año 1477, hace 547 años, en Nantes (ducado independiente de Bretaña), nacía Ana de Bretaña y de Foix, que en el transcurso de su vida jugaría un papel primordial en el tablero político europeo. Ana era la única descendiente de Francisco II, duque independiente de Bretaña, y de Margarita de Foix, hija de Leonor I, reina de Navarra, y Juan de Foix, conde independiente de Foix, copríncipe de Andorra y rey-consorte de Navarra. Como miembro de la estirpe Foix-Navarra (por lado materno), era descendente directa del rey Pedro III de Catalunya-Aragón y sobrina-nieta de Fernando el Católico. Ana se convertiría en duquesa independiente de Bretaña en 1488, después de la muerte de su padre y cuando solo contaba con once años.

La evolución histórica de los dominios del Atlántico europeo habían convertido Bretaña en un estado-tapón, situado entre sus poderosos vecinos. A levante, Francia, que, después de un decepcionante inicio en la Guerra de los Cien Años (1337-1453), había conseguido enderezarse y recuperar una posición dominante en el contexto europeo. Y a poniente, Inglaterra, que, después de aquel mismo conflicto, había perdido todas sus posesiones continentales y aspiraba a obtener una plataforma que le permitiera reanudar la guerra contra Francia. Francisco II, consciente del difícil papel que el destino le había reservado a Bretaña, pactó el matrimonio de Ana con Maximiliano de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio, con el propósito de alejar el peligro francés e inglés y conservar la independencia.

Pero la prematura muerte de Francisco y la ocupación francesa de una parte del ducado impidieron la consolidación de aquel matrimonio. Ana fue forzada a divorciarse de Maximiliano y a casarse con Carlos VIII, rey de Francia. Y a la muerte de Carlos (1498), fue forzada a casarse con Luis XII, primo del difunto y nuevo rey de Francia. No obstante, Ana fue una mujer con una inteligencia política extraordinaria y mientras vivió, a pesar de los matrimonios que le imponía la cancillería de París, consiguió mantener la independencia de Bretaña. Y con este propósito negoció el matrimonio de su hija mayor que había tenido con Luis XII de Francia, Claudia, con Carlos de Gante, el nieto y sucesor de los Reyes Católicos.

Pero la prematura muerte de Ana (1514) impediría la materialización de este acuerdo y Claudia acabaría casada con el rey Francisco I de Francia y Bretaña quedaría incorporada a la corona francesa.