Tal día como hoy del año 1952, hace 73 años, en Burgos (Castilla y León, España), moría el general Juan Yagüe Blanco, que había sido el responsable de la mayor masacre de civiles de la Guerra Civil española (1936-1939). El 14 de agosto de 1936, en plena ofensiva de los rebeldes, había ocupado Badajoz (Extremadura, España), había capturado a 4.000 prisioneros entre combatientes republicanos y civiles comprometidos con la causa republicana y los había concentrado en el interior de la plaza de toros municipal. Durante la noche del 14 al 15 de agosto de 1936 ordenaría que fueran todos asesinados.
Unas semanas después, mientras corría por todas partes la noticia de aquella brutal masacre, un corresponsal de guerra del diario norteamericano New York Times le preguntó si era cierto lo que se anunciaba por todas partes y que afirmaba que él era el responsable del asesinato a sangre fría de 4.000 personas (hombres, mujeres y niños). Yagüe, no solo no lo desmintió, sino que declaró que “su ejército tenía que continuar hacia Madrid y no podía dejarlos con vida, porque le habrían alborotado la retaguardia, ni se los podía llevar, porque lo habrían hecho llegar tarde a su objetivo”.
Después de la derrota republicana en la batalla del Ebro (16 de noviembre de 1938), Yagüe dirigió uno de los tres ejércitos que ocuparían Catalunya. Las fuerzas que dirigía —formadas, en buena parte, por los temibles mercenarios marroquíes— penetraron por el sur del país y ocuparon Tortosa, Reus y Tarragona. En estas plazas y en sus comarcas, los soldados marroquíes a sus órdenes cometieron auténticas atrocidades contra la población civil catalana. Yagüe nunca castigó aquellas execrables acciones y se limitó a mirar hacia otro lado.
El 26 de enero de 1939, las tropas rebeldes ocupaban Barcelona y Yagüe, desde la plaza de Catalunya, pronunciaría unas amenazadoras palabras premonitorias de la terrible represión que, a continuación, desplegarían los franquistas: "¡Catalanes!, yo, en nombre del Gobierno español, en nombre de la España de Franco, os saludo y os traigo a vosotros, a los que gritabais antes ¡Viva España! (...) jurar (...) que sabremos cumplir con el deber (...) y que en este camino nadie ni nada nos podrá contener (...) ¡Catalanes, Arriba España! ¡Viva Cataluña Española! ¡Viva España!".
Murió a los 60 años, a causa de un cáncer de pulmón, en el ejercicio de sus funciones como capitán general de la VI Región Militar —norte de Castilla, Cantabria y País Vasco, con sede en Burgos. Nunca nadie le reclamó nada como responsable de las terribles atrocidades que había cometido antes, durante y después de la Guerra Civil, y hasta 2017 —cuatro décadas después del cambio de régimen político en el Estado español— algunas ciudades de Castilla —como Madrid— tuvieron calles dedicadas a la memoria del general del bando rebelde más sanguinario del conflicto civil español.