Tal día como hoy del año 1524, hace 501 años, en Barcelona, moría Violante de Montcada y de Vilaragut, que había sido abadesa del monasterio de Pedralbes por elección de la comunidad monástica (1477) y que fue destituida en un par de ocasiones por presiones de los reyes Juan II y Fernando el Católico. Los Montcada eran una de las familias más ricas de Catalunya, con grandes propiedades en el valle bajo del Segre. Aquel contencioso fue una réplica, a escala, del conflicto que durante la segunda mitad del siglo XV enfrentó a las clases oligárquicas catalanas (la nobleza latifundista de origen feudal) y la corona, que tuvo el apoyo de las clases gremiales y los campesinos de remensa.
Pedralbes era la comunidad monástica femenina más importante de Barcelona y una de las más importantes de Catalunya y, por tanto, era un centro de poder. Pero durante aquella etapa de conflictividad (segunda mitad del siglo XV), había estado —casi siempre— gobernada por abadesas de las familias oligárquicas de la ciudad, opuestas a la estirpe real Trastámara. En 1477, cuando murió la abadesa Violante de Centelles —de una familia oligárquica valenciana muy próxima a los Trastámara—, la comunidad monástica eligió a Violante, situada ideológicamente en el otro extremo, como relevo. A partir de aquel momento la cancillería real trabajó intensamente para provocar el cese de la nueva abadesa.
En 1495, después de un largo periodo de tensiones, el papa Borja —amigo personal de Fernando— precipitó una destitución que ya había sido puesto encima de la mesa en 1489. Fue relevada por Teresa Enríquez, pariente del rey Fernando. Pero Violante no se quedó de brazos cruzados, y se fue a Roma a hacer valer la legitimidad de su cargo. En 1506, después de la muerte del papa Borja y del nombramiento de Julio II —el papa della Rovera (enfrentado con Fernando el Católico)—, Violante recuperó su cargo. Sin embargo, en 1510, Fernando consiguió forzar una nueva destitución y el relevo en beneficio de su hija ilegítima María —que había tenido con una dama vasca llamada Toda de Larrea—.
No obstante, Violante ejerció como abadesa de Pedralbes hasta 1514, porque María se negaba a abandonar su cenobio de Castilla. En 1514, con 74 años, abandonó Pedralbes y se fue a vivir a una casa de la calle Santa Anna, donde estuvo una década. Sobrevivió a Fernando y alcanzó la inusual edad de la época de 84 años.