Tal día como hoy del año 1247, hace 778 años, en un barco fluvial y a la altura de Viena del Delfinato (reino de Francia); moría Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo-cardenal de Toledo desde 1209; y que en 1238, después de la conquista catalanoaragonesa del País Valencià y la restauración de las antiguas diócesis de Sogorb y de València; se dirigió a Roma para solicitar al papa Gregorio IX que los obispos valencianos fueran relevados de su adscripción a la archidiócesis catalana de Tarragona y quedaran sujetos a la autoridad de la archidiócesis castellana de Toledo. Jiménez de Rada argumentaba que la mitra de Toledo era la primada de las Españas, y que como tal se reservaba el derecho a decidir qué diócesis sometía a su autoridad.

Durante los siglos VIII a XII, el Pontificado había autorizado la creación de sedes primadas en cada uno de los nuevos dominios que se configuraban. Los castellanoleoneses habían restaurado la sede archidiocesana de Toledo (1085) y la categoría de sede primada que había tenido en tiempo de la monarquía visigótica hispánica (siglos V en VIII). Sin embargo, posteriormente, los catalanes habían restaurado la sede archidiocesana de Tarragona (1114) y habían conseguido que el Pontificado la reconociera como sede primada del condado independiente de Barcelona y, poco después de la unión dinástica de Ramón Berenguer IV y Petronila, sede primada de la Corona catalanoaragonesa.

Rada había vivido este proceso como cardenal-primado de Toledo y nunca aceptó la creación de otra sede primada en la península. El papa Gregorio IX aceptó, inicialmente, su doble petición: rescindir la categoría primada en la sede de Tarragona e incorporar las diócesis valencianas a Toledo. Al llegar (1239), se paseó por Catalunya proclamándose "único cardenal primado de las Españas" y creó una gran polémica. Finalmente, Gregorio IX lo desposeyó de esta categoría y restauró la dignidad primada a Pedro de Albalat, arzobispo-cardenal de Tarragona; y las diócesis valencianas quedaron adscritas a la sede archidiocesana tarraconense.

La investigación histórica ha probado que la estrategia de Rada no era solo usurpar las diócesis valencianas; sino alimentar la reivindicación castellana sobre València para, en un plazo no demasiado largo, incorporar el País Valencià a la Corona castellanoleonesa. Los castellanoleoneses reivindicaban la mitad sur del País Valencià (a partir del río Túria) como parte de la antigua provincia romanovisigoda Cartaginense, que consideraban que les correspondía. Y también sostenían esta reivindicación por la existencia previa del dominio efímero del mercenario castellano Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador (1094-1099).