Tal día como hoy del año 1639, hace 486 años, en París, moría Tommaso Campanella, fraile de la orden de los dominicos que cultivó la literatura y el ensayo, y estudió y divulgó la filosofía y la astronomía. Sus obras más conocidas serían De sensu rerum et magia (1590), De monarchia hispnica discursus (1601), Civitas Solis (1612) i Universalis Philosophiae seu metaphycarum rerum (1638). Esta última obra, publicada en su exilio de París, recoge su pensamiento filosófico y político, y propone la construcción de una monarquía teocrática universal gobernada por el papa.
Pero Campanella (Stilo, Calabria, Reino de Nápoles, 1568) pasaría a la historia como el líder del primer movimiento independentista napolitano. El Reino de Nápoles formaba parte de la Corona catalanoaragonesa desde 1435 y había pasado al conglomerado hispánico después de la unión dinástica de los Reyes Católicos, en 1479. Pero una parte importante de la sociedad napolitana, sobre todo las clases humildes, había generado un sentimiento de desafección contra el aparato de dominación hispánico (virrey, tercios) por la protección que brindaba a la nobleza local, obsesionada en mantener sus privilegios feudales.
Durante aquella época surgieron las primeras organizaciones mafiosas, como mecanismo de defensa de las clases humildes contra las injusticias cometidas por la nobleza local. Los primeros soldados de estas organizaciones serían los lazzari (los descamisados). También, en este contexto, surgió la figura de Campanella, que en 1599 planeó una gran rebelión en Calabria contra la nobleza local y contra el aparato de dominación hispánico. Aquel primer intento fue desarticulado por una delación, y Campanella fue acusado de rebelión y herejía, juzgado y condenado a muerte.
Poco después le conmutaron la pena por cadena perpetua y en 1612, después de trece años de reclusión —durante los cuales había escrito Civitas Solis—, fue excarcelado a petición del papa Urbano VIII y se estableció en Roma. Campanella siguió en el punto de mira de la represión hispánica y en 1634 el aparato de dominación hispánico de Nápoles lo acusó de planificar una nueva rebelión en Calabria. Campanella se vio obligado a exiliarse en Francia. En París fue acogido en la corte del rey Luis XIII, que valoró y apreció sus grandes conocimientos en materias como la filosofía y la astronomía.