Tal día como hoy del año 1347, hace 674 años, en Mesina (isla de Sicilia) se documentaba la primera muerte causada por la Peste Negra en un territorio de la Corona catalana. En aquel momento, Sicilia tenía un rey propio (de la estirpe Bellónida), pero estaba totalmente sujeto al Casal de Barcelona a través del mecanismo de vasallaje. Aquella pandemia, procedente de Extremo Oriente, había llegado a Europa siguiendo el camino comercial de la Ruta de la Seda. A principios del año 1347 se habían documentado las primeras muertes por Peste Negra en las colonias genovesas del Mar Negro.

A partir de aquel foco, la peste se propagó a gran velocidad con los barcos mercantes que cubrían las activas y frecuentadas rutas marítimas entre un extremo y el otro del Mediterráneo. El brote de Mesina se extendió por Sicilia y por Calabria (en el extremo sur de la península italiana) también a través de las rutas terrestres. No obstante, la documentación de la época afirma que la Peste Negra llegó a Barcelona (el primer foco de contagio en Catalunya) en un barco mercante genovés. Eso fue a principios de mayo de 1348, ocho meses después del estallido del foco siciliano.

Aquella pandemia; —que, con varios rebrotes, se alargó hasta 1351— causó una terrible mortandad en Barcelona y en Catalunya, que perdieron casi la mitad de la población. La capital catalana, que en aquel momento, ya era una de las grandes urbes europeas; pasó de 50.000 a 28.000 habitantes, y el Principado de 500.000 a 275.000. La mortandad de la Peste Negra se extendió por toda Europa, que perdió entre un 40% y un 50% de la población. Las estimaciones historiográficas apuntan una cifra que oscila entre los 25 millones y los 30 millones de muertos en el conjunto del continente.