Tal día como hoy del año 1984, hace 34 años, moría en Barcelona el novelista Sebastià Juan Arbó, que a través de su obra reivindicaría Terres de l'Ebre —una parte fundamental e indestriable del corpus histórico, cultural y nacional catalán— denunciaría la marginación que sufría aquel territorio. Sebastià Juan Arbó escribió, en el transcurso de su carrera, veinticinco novelas, cinco libros de poesía, cuatro libros de cuentos, tres obras de teatro y tres biografías, la inmensa mayoría, en catalán. Por el volumen, la calidad y la repercusión de su obra es considerado la máxima figura literaria contemporánea de las Terres de l'Ebre y una de las más destacadas de la literatura catalana del siglo XX.

Sebastià Juan Arbó había nacido en Sant Carles de la Ràpita (Montsià) el 27 de octubre de 1902 en una familia humilde de campesinos jornaleros. Su primer contacto con la literatura lo tendría a través de la biblioteca privada de la familia Carvallo de Amposta (Montsià), propietarios de la casa donde se habían establecido los Juan-Arbó. En Amposta compaginaría el trabajo de administrativo con el cultivo iniciático de las letras. Poco después se trasladaría a Barcelona, una ciudad que le abriría un mundo de oportunidades. Aquí desarrollaría la totalidad de su carrera como periodista y escritor, y alcanzaría el reconocimiento de su obra.

Muere Sebastià Juan Arbó, el escritor que denunció la marginación de las Tierras del Ebro. Delta finales del siglo XIX. Fuente Archivo de El Nacional

Su primera novela publicada sería L'inútil combat (1931), que describe la marginación social del campesinado que trabajaba en el medio rural del Ebro. Esta novela sería pionera del movimiento existencialista catalán. Sin embargo, su obra más conocida sería Terres de l'Ebre (1932), que describe la historia de tres generaciones de campesinos del Ebro presentados por el autor como "los humillados" de la sociedad. La obra produjo un fuerte impacto por la fuerza trágica de la temática. Después de un largo silencio provocado por la Guerra Civil de 1936, publicaría Tino Costa (1947), que describe al héroe existencial, arrastrado por la fatalidad y la incomprensión, en el ambiente del Ebro.