Tal día como hoy del año 1661, hace 360 años, moría en Vincennes (Francia), el cardenal Giulio Raimondo Mazzarino, más conocido con el nombre afrancesado de Jules Mazarin. El cardenal Mazzarino había sido nombrado ministro plenipotenciario de la monarquía francesa a la muerte del cardenal Richelieu (1642) y había ejercido el cargo hasta su muerte (1661), sirviendo a los reyes Luis XIII (1642-1643) y Luis XIV (1643-1661). Fue continuador de la política centralista y absolutista iniciada por su antecesor Richelieu y ejerció la corregencia de Francia (con la reina-viuda Ana de Austria durante la minoría de edad de Luis XIV (1642-1651).

Durante el gobierno de Mazzarino se estrecharon las relaciones entre la monarquía francesa y Catalunya (que se había separado del edificio político hispánico en 1640). Durante la primera etapa de relaciones (1642-1648), Mazzarino respetó los pactos catalano-franceses que consagraban una Catalunya independiente en la órbita política francesa. Pero a partir de la firma de la Paz de Munster (1648) que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y que situaba la monarquía francesa como la nueva primera potencia europea, Mazzarino cambió de estrategia y ejerció una gran presión sobre las instituciones catalanas para conseguir la plena incorporación de Catalunya en el reino de Francia.

Fue incapaz de resolver militarmente el conflicto con la monarquía hispánica en Catalunya (Guerra de los Segadores, 1640-1652). Pero, en cambio, demostró una gran habilidad en las mesas de negociación que tenían que poner fin a aquel conflicto (el único cabo suelto que no había quedado resuelto en Munster). En las negociaciones y firma del Tratado de los Pirineos (1656-1660) consiguió no sólo el dominio del Rosselló, del Vallespir y del Conflent (en la cara norte de los Pirineos), sino que, también, de la Alta Cerdanya (en la cara sur de los Pirineos), con el propósito de tener un corredor que le permitiera la invasión y la incorporación del Principado en una guerra posterior.