Tal día como hoy del año 1988, hace 30 años, moría en Barcelona Josep Tarradellas i Joan, que había sido el 125º president de la Generalitat de Catalunya entre el 7 de mayo de 1954 y 24 de abril de 1980. Tarradellas sería el segundo president en el exilio (1954-1977) —después de Josep Irla (1940-1954)— y sería la figura que simbolizaría el puente que unía la legitimidad republicana, larvada después de la Guerra Civil española (1936-1939) y el retorno de la institución a Catalunya, después del régimen dictatorial franquista (1939-1975). Sería, también, president de la Generalitat provisional hasta la formación del gobierno surgido de las primeras elecciones en el Parlament de la etapa constitucional (1980).

Tarradellas había nacido el año 1899 en Cervelló (Baix Llobregat) en una familia de picapedreros y de campesinos de ideología liberal y republicana. Dejaría plasmado en sus memorias que forjaría su ideología personal muy joven a partir de un discurso que el abogado obrerista y catalanista Francesc Layret pronunció en Cervelló el año 1912. Poco después se iniciaría en el mundo de la política, y participaría en la fundación de la Joventut Nacionalista la Falç (1918), de la Federació Democràtica Nacionalista (1919) y de Esquerra Republicana de Catalunya (1931); organizaciones políticas lideradas por Francesc Macià.

Durante la etapa republicana ejerció como diputado en el Parlament (1931-1934), conseller de Governació i de Sanitat —en el primero y segundo gobierno Macià— (1931-1933), conseller en cap (1936) y conseller de Serveis Públics, d’Economia i de Cultura —en los gobiernos Companys durante el conflicto civil español— (1936-1939). Después de un durísimo exilio de treinta y ocho años en Francia, volvería a Catalunya como president legítimo, restauraría la institución (1977), se anticiparía a la promulgación de la Constitución (1978) y su figura simbolizaría la continuación ininterrumpida de la Generalitat como la única institución del Estado español que entroncaba con la legitimidad republicana.