Tal día como hoy del año 1826, hace 194 años, en València, la Junta de Fe de la Diócesis (heredera del Tribunal del Santo Oficio), presidida por el canónigo Miguel Toranzo y bajo la autoridad del arzobispo ultraconservador y antivalenciano Simón García López, ordenaba ahorcar a Gaietà Ripoll i Pla, maestro de niños de la pedanía de Russafa, acusado y condenado por herejía y masonería, y por no impartir doctrina cristiana a sus alumnos. Con anterioridad, el maestro Ripoll había estado en contacto con pacifistas y librepensadores franceses; y dedicaba las horas destinadas a doctrina cristiana al estímulo del pensamiento y de la opinión propios.
Gaietà Ripoll (Solsona, 1778 – València, 1826) fue denunciado por un grupo de padres de sus alumnos, fue detenido en 1824 y estuvo en una prisión de la Inquisición durante dos años. En aquella prisión sufrió brutales interrogatorios y torturas y, durante aquella reclusión, su imagen fue presentada —y difundida— como la de un hereje maléfico que ponía en peligro el alma de sus discípulos. Fue colgado públicamente en la plaza del Portal Nou y, después, su cuerpo fue calcinado en el crematorio de la Inquisición (en el barrio extramuros del Pla de la Saïdia). Días más tarde, sus cenizas fueron enterradas “en el lugar destinado a tales reos, condenados por herejía, fuera del cementerio”.
La Inquisición hispánica (implantada por los Reyes Católicos el año 1482) había sido suprimida en 1820 a consecuencia del pronunciamiento liberal del general Riego. Pero el 1823 Fernando VII y el partido reaccionario de la corte habían provocado un contragolpe, que con la ayuda internacional de los Cien Mil Hijos de San Luis, había restaurado el régimen absolutista y la Inquisición. Gaietà Ripoll, maestro de la escuela de Russafa, fue denunciado —entre otras cosas, por retirar el crucifijo de la pared de la pizarra— en el aula donde impartía clases. Su proceso creó un encendido debate en València, y poco después, la prensa europea se hacía eco. Cuando llegó a oídos de Fernando VII, se desentendió totalmente.