Tal día como hoy del año 1794, hace 226 años, estallaba una revuelta en Cagliari que reivindicaba la recuperación del autogobierno que Cerdeña había tenido durante la época que había formado parte de la corona catalanoaragonesa (1326-1713); incluso dentro del edificio político hispánico (1518-1713). Con la firma del Tratado de Utrecht (1713) que tenía que poner fin a la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), Felipe V —el primer Borbón hispánico— había transferido el dominio de Cerdeña al ducado independiente de Saboya (aliado de Carlos de Habsburgo), a cambio de su retirada del conflicto. El nuevo dominio saboyano había liquidado las instituciones de gobierno sardas y el gobierno de la isla sería transformado y ejercido por una nueva administración impuesta por Turín.

La crisis sarda se inició en 1793, poco después de que la Convención francesa ordenara guillotinar a Luis XVI de Francia. Un pequeño ejército revolucionario francés intentó la invasión de Cerdeña, y las oligarquías sardas, sin la ayuda del soberano saboyano, habrían conseguido rechazar a los franceses. En aquel contexto, aquellas mismas oligarquías —llamadas Istamentos— reclamaron a Víctor Amadeo III la restauración de las instituciones "catalanas": la diputación permanente de las Cortes equivalente a la Generalitat de Catalunya. La respuesta de Turín sería prohibir la reunión de los Istamentos. Aquella reacción provocaría una revuelta popular que culminaría con la expulsión de la administración saboyana de Cerdeña (3 de mayo de 1794).

La sociedad sarda conservaba la memoria de sus instituciones a través de varios elementos de identidad. El catalán, que había sido la lengua de la política y de la cultura en la isla desde el siglo XIV, y que había perdido su condición de lengua oficial desde que el nuevo régimen saboyano había asumido el dominio del territorio; seguía siendo la lengua vehicular de las clases urbanas. Además del Alguer (repoblado por catalanes el siglo XIV), el catalán seguía siendo lengua vehicular y de prestigio en Cagliari y en Sassari, principales ciudades sardas. La revuelta proponía la restauración de las instituciones creadas en el siglo XIV por una élite resultante de la fusión de las oligarquías autóctonas y catalanas; y que estaban claramente inspiradas en los organismos de gobierno del Principat.