Tal día como hoy del año 1872, hace 146 años, salía a la calle el primer número del semanario satírico en catalán L'Esquella de la Torratxa; que se convertiría en una de las cabeceras catalanas de referencia del último tercio del siglo XIX y primer tercio del XX. Durante su existencia, la sociedad catalana vivió las grandes transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales derivadas de la Revolución Industrial y del Renacimiento cultural y político. Los grandes acontecimientos de la época quedarían reflejados en sus 3.096 números que se publicarían hasta que el 6 de enero de 1939, diecinueve días antes de la ocupación franquista de Barcelona, desaparecería para siempre.

L’Esquella había sido fundada en Barcelona por el librero y editor gerundense Innocenci López i Bernagossi (1829-1895), creador también del semanario satírico en catalán La Campana de Gràcia (1870-1934). López, que sacó a la calle L’Esquella subtitulada como "Periódico satírico, humorístico, ilustrado y literario. Dará al menos unos cencerros cada semana", cuando el régimen monárquico español clausuró La Campana, proclamaría: "Está bien; no quieren oír campanas, pues oirán cencerros". La Campana había sido clausurada por el gobierno liberal español presidido por Mateo Sagasta. Posteriormente, las dos publicaciones convivirían durante cincuenta y cinco años (1879-1934).

Se publica el primer número de La Esquila de la Torratxa. Número de la última época (1938). Fuente Universidad de Barcelona

Número de la última época (1938) / Fuente: Universitat de Barcelona

Aunque L’Esquella no tuvo nunca una línea editorial tan crítica con los poderes como La Campana, también sufrió los secuestros y las clausuras de los regímenes monárquicos españoles. Fue especialmente crítica con los gobiernos del general Serrano (1872) durante el reinado de Amadeo I, que era señalado como el instigador del asesinato del general Delgado; del alcalde Rius i Taulet (1888), durante la regencia de María Cristina por la especulación urbanística soltada durante y después de la Exposición Universal; y con el gobierno dictatorial de Primo de Rivera (1925), durante el reinado de Alfonso XIII, por la liquidación de la Mancomunidad y la persecución de la lengua y la cultura catalanas.