Tal día como hoy del año 1933, hace 87 años, el Laboratorio Municipal de Microbiología de Barcelona denunciaba la existencia de importantes focos de infección de la rabia en Catalunya. El mismo laboratorio informaba, que, entre octubre de 1932 y marzo de 1933, en Barcelona y a Lleida, y en los pueblos situados en la carretera que unía estas dos ciudades, se habían detectado 273 casos. Según el mismo laboratorio, aquel fenómeno tenía la categoría de epidemia, por la que aquella cifra multiplicaba por siete la incidencia histórica de esta enfermedad sobre el total de la población catalana.

El Laboratorio Municipal de Microbiología presentó un plano de Barcelona con los focos de infección, que afectaban, principalmente, el barrio de Les Corts —siguiendo el trazado de la carretera a Lleida—, y en menor mide los barrios del Raval, y del Poble Sec; y las antiguas villas de Sants, de Sant Andreu i de Gràcia. También presentó un mapa de Catalunya con los principales focos de infección. En aquel mapa destacaba Barcelona, con un mínimo de 57 casos, repartidos entre octubre y diciembre 1932; e Igualada, con 14 casos que habían sido detectados en tan sólo tres días (enero 1933).

Según el mismo laboratorio, el origen de aquella epidemia habría sido un perro que viajaba con una caravana de artistas itinerantes de etnia gitana procedentes del sur de Francia, que unos meses antes había hecho el trayecto entre Barcelona y Lleida. En Igualada, aquel perro había mordido e inoculado el virus de la rabia a 14 personas y a un caballo. La rápida vacunación promovida por el Laboratorio había salvado la vida de todas las personas afectadas; y había evitado la propagación de la enfermedad. Pero, en cambio, el caballo había muerto a causa de la rabia treinta días justos después de haber sufrido la mordedura del perro.