Tal día como hoy del año 1703, hace 318 años, moría en Estancia Caroya (entonces virreinato hispánico de Río de la Plata, actualmente, Argentina), el jesuita Ignacio Duarte y Quirós, que en 1687 había fundado el Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Montserrat, la primera institución educativa en América que llevaría el nombre de la patrona de Catalunya. Duarte, hijo de comerciantes portugueses establecidos en Córdoba (Río de la Plata), fundó el colegio en la casa solariega familiar, cuando, poco después de la muerte de sus padres, la heredó y la transformó en una escuela de enseñanza superior que recibiría estudiantes de todo el territorio en régimen de internado.

El Colegio Montserrat de Córdoba se convertiría en una de las principales instituciones educativas del virreinato de Río de la Plata. Buena parte de las jóvenes generaciones de la colonia catalana de Buenos Aires (de los siglos XVIII y XIX) se educaron allí y, durante aquella época, fue una tradición que los jesuitas catalanes destinados a América del Sur, en algún momento u otro de su vida, impartieran clase. En el Colegio Montserrat, el profesor jesuita Josep Manuel Peramàs (Mataró, 1732 – Faenza, Italia, 1793) instalaría la primera imprenta del virreinato (importada desde Barcelona) que imprimiría el primer libro de la historia argentina (1766).

La Compañía de Jesús fue la gran promotora de colegios americanos que se llamaban como la patrona de Catalunya. Esta costumbre se hizo especialmente manifiesta por todo el continente durante el siglo XVIII. Sin embargo, en el caso concreto de los territorios del Cono Sur, esta costumbre obedecía a una tradición jesuítica de origen catalán iniciada a mediados de la centuria de 1500 por Joan Saloni (la Granadella, circa 1540 – Lima, circa 1600), que había sido el primer evangelizador y el fundador de las primeras escuelas del territorio. Después de las misiones de Saloni, los jesuitas catalanes tendrían un papel muy importante en la construcción de la red educativa en América.