Tal día como hoy del año 1937, hace 85 años, en el contexto de la Guerra Civil española (1936-1939), en Albanyà (Garrotxa), las fuerzas policiales y militares republicanas detenían al último pelotón de una trama formada por un número indeterminado de oficiales del ejército, miembros de la antigua Guardia Civil (en aquel momento denominada Guardia Nacional Republicana), y civiles vinculados con los partidos políticos conservadores e involucionistas. Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 20 de febrero de 1937), los últimos miembros de esta trama (un grupo de cinco miembros de la Guardia Nacional Republicana) fueron rodeados y apresados después de un intenso tiroteo, en el momento en que huían hacia el paso fronterizo franco-español de las fuentes de la Muga.

Dos días antes (18 de febrero de 1939) en la Audiencia de Girona se había dictado la sentencia del juicio contra el grueso del grupo rebelde, que había sido detenido unos días antes en Tortellà (Garrotxa). Según la misma prensa, aquel grupo estaba formado por dos oficiales del ejército, cinco guardias nacionales republicanos y tres civiles; que habían sido acusados de traición, derrotismo, deserción, evasión de capitales y rebelión armada contra la República. Los procesados militares habían sido condenados a la "pena capital", y los civiles a "treinta años de trabajos forzados". En el momento en que se produjo la operación de detención y desarticulación de aquel grupo clandestino de rebeldes, el frente de guerra estaba situado a trescientos kilómetros al oeste (en la zona central de Aragón).

No obstante, el mando rebelde franquista promovía estos grupúsculos terroristas en la retaguardia (practicaban acciones de sabotaje contra instalaciones estratégicas del ejército republicano, en muchas ocasiones con resultado de muerte de personas inocentes), con el propósito de sembrar el caos, crear una sensación de descontrol y de desgobierno y restar el apoyo de la población civil a las legítimas instituciones republicanas.