Tal día como hoy del año 1713, hace 308 años, en el contexto de la última fase de la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), denominada Guerra de los Catalanes (1713-1714); y en la zona de extramuros de Barcelona, finalizaba el Combate de Santa Madrona, el primer enfrentamiento entre defensores y atacantes desde que los ejércitos borbónicos francocastellanos —comandados por el duque de Pópoli— habían comenzado el asedio a la ciudad (25/07/1713). Aquella operación bélica (iniciada por los borbónicos y que tenía el propósito de ganar la posición de Montjuïc), se acabó decantando hacia los intereses de los defensores.

La operación que culminaría con el Combate de Santa Madrona se había iniciado una semana antes (03/09/1713). Los regimientos de fusileros catalanes de Santa Eulàlia, de la Concepció y de Sant Vicenç, comandados por el general Villarroel, habían efectuado una incursión en campo enemigo (fuera de murallas) para obligar al cuartel general borbónico —situado en Sants— a retroceder; y de esta forma alejar a los asediantes del castillo de Montjuïc. Como resultado de aquella primera operación, denominada Combate de la Creu Coberta, los borbónicos tuvieron que retrasar y rehacer los planes de ataque iniciales.

En aquel escenario bélico, el dominio de la fortaleza de Montjuïc se consideraba de vital importancia. Los borbónicos pretendían conquistar el castillo con el propósito de bombardear Barcelona. A pesar del retroceso borbónico de la primera semana de septiembre, Pópoli, contrariado y airado, reorganizó el ataque: ordenó ocupar el Convent de Santa Madrona, situado en la falda de la montaña de Montjuïc (en el actual barrio del Poble Sec), para romper la comunicación entre el castillo y la ciudad; y lanzó 3.000 efectivos de infantería, que se abalanzaron sobre aquella avanzadilla a bayoneta calada.

El resultado fue devastador para los intereses borbónicos. El Convento de Santa Madrona, defendido por los fusileros catalanes, rechazó con éxito la primera oleada borbónica. Y las baterías del castillo de Montjuïc, dirigidas por los artilleros catalanes, bombardearon insistentemente las líneas de ataque borbónicas que se aproximaban al convento, e hicieron el resto. Al final de la jornada del 10 de septiembre de 1713, los supervivientes borbónicos se retiraban en desbandada después de perder la casi totalidad de los efectivos que habían intervenido en aquella operación.