Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, en el contexto de los meses inmediatamente posteriores a la conclusión de la Guerra Civil española (1936-1939), Ramón Serrano Suñer, ministro de Gobernación del nuevo régimen, y conocido popularmente como "el Cuñadísimo" por su relación familiar con el dictador Franco, iniciaba su primera visita oficial a Barcelona después de la ocupación franquista de Catalunya. En aquella visita llegó acompañado de su esposa, Ramona Zita Polo, hermana de la esposa del dictador, Carmen Polo, conocida popularmente como "la Collares". La prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 16/06/1939) titulaba en portada: “Serrano Súñer, caballero del ideal que redime España, estudia los problemas de trabajo y de economía de las provincias catalanas”.

Serrano Suñer, en aquel momento el civil más poderoso del régimen franquista, tenía una curiosa relación con Catalunya. Serrano Suñer había nacido en Cartagena y se había educado en Madrid, pero según sus biógrafos, había pasado todos los veranos de su infancia y adolescencia en casa de sus abuelos maternos, en Gandesa (Terra Alta), hecho que le había permitido tener una buena competencia lingüística del catalán. En este sentido, destacan que en un Consejo de Ministros celebrado poco después de la conclusión de la Guerra Civil, propuso restaurar la oficialidad de la lengua catalana a Catalunya, con el objetivo de ganar a la sociedad catalana a la causa franquista. Los biógrafos que lo relatan afirman que en aquel momento se produjo un tenso silencio, y que, a la vista de las reacciones, nunca más se volvió a hablar de ello.

También, sus biógrafos destacan que tuvo una relación muy fluida con los dirigentes del régimen nazi alemán. Incluso, destacan que era el preferido de Hitler para gobernar España. Fue quien preparó la cumbre de Hendaya (23/10/1940) entre Hitler y Franco; y el promotor de la visita de Himmler a Catalunya (23/10/1940). En este punto destacan que, entre los sectores más anticatalanistas y reaccionarios de la sociedad catalana, la figura de Serrano Suñer despertaba mucha más admiración que la de Franco. Y que esta simpatía había sido fomentada por el aparato nazi alemán en Barcelona. Fue precisamente cuando los servicios de inteligencia británicos filtraron —a propósito— el plan secreto de Hitler —consistente en sustituir a Franco por Serrano Suñer— que se inició su caída política.