Tal día como hoy del año 1013, hace 1.005 años, moría en Córdoba (entonces capital del califato de Al-Andalus) el califa Abú I-Walid Hisham ibn al-Hakam, más conocido como Hisham II, que, involuntariamente, tendría un papel destacado en las causas que el año 985 precipitarían la independencia de facto de los condados catalanes. El gobierno del califa Hisham II no tan sólo explica las terribles campañas andalusíes contra los dominios cristianos del norte peninsular, sino que explica también la curiosa, compleja y desconocida sociología del poder cordobés. Las terribles campañas que arrasaron, literalmente, los condados catalanes y los otros dominios cristianos peninsulares estarían enmarcadas en el contexto de la lucha por el poder en la corte cordobesa.

Poco antes de las destructivas campañas, Hisham II era un joven adolescente que había sido relegado del poder efectivo por un triunvirato formado por su madre Subh, una ex-esclava de origen vasco, culta y ambiciosa, que había sido la esposa principal del difunto califa Alhaken II; y por los generales Al-Mansur, de origen yemení y que tenía el apoyo de las tribus bereberes que habitaban en la península; y Galib Abu-Tammam, de origen eslavo, que tenía la adhesión de la poderosa Saqualibah —la guardia de palacio integrada por mercenarios eslavos— y de los eunucos —la élite de gobierno andalusí. Las fuentes apuntan que la relación sentimental que establecieron la viuda regente Subh y el general Al-Mansur, rompería el equilibrio de poder y desataría unas campañas militares que eran una proyección de las luchas cortesanas.

Condados independientes catalanes. Siglo XI

Condados catalanes el año 985

El año 985, Subh y Al-Mansur ya habían liquidado la Saqualibah, pero los eunucos habían resistido impulsando al marginado Hisham II. Entonces Al-Mansur llevó a cabo una definitiva demostración de fuerza, aquella vez sobre los condados catalanes. El conde dependiente de Barcelona Borrell II solicitó a su patrón, el rey Hugo Capeto de Francia, la ayuda militar que le debía por el pacto de vasallaje. Al-Mansur, por su parte, que tenía conocimiento que en la corte de París se estaba entregando una verdadera guerra por el poder, prefirió atacar Barcelona, convencida de que la ayuda francesa no llegaría nunca. Después de las terribles razzias, que destruirían Barcelona y muchos pueblos del condado, Borrell II se negaría a renovar el pacto de vasallaje a Hugo Capeto, y se produciría la independencia de facto.