Tal día como hoy del año 1082, hace 936 años, en el hoyo de la Perxa de l’Astor ―en el actual municipio de Gualba (Vallès Oriental)―, Berenguer Ramón II ―conde independiente de Barcelona y denominado el Fratricida― asesinaba a su hermano Ramón Berenguer II ―también conde independiente de Barcelona y nombrado Cabeza de Estopa―. Aquel crimen, recogido en parte por la tradición y en parte por la historiografía, revela una situación de extrema tensión entre los dos hermanos que habían recibido conjuntamente la herencia patrimonial de su padre y antecesor, el conde independiente de Barcelona Ramón Berenguer I (1023-1076).

Aquella crisis, que enfrentaba a las dos principales figuras políticas y militares del condado independiente de Barcelona, se enmarcaba en un contexto de rivalidades entre las principales casas nobiliarias del territorio. El Fratricida representaba la facción aristocrática partidaria de la guerra contra los reinos de taifas y de la expansión territorial hacia el valle del Ebro y el levante peninsular. Mientras que el Cabeza de Estopa lideraba otra facción aristocrática partidaria de las expediciones de pillaje sobre territorio islámico y de la obtención de parias (tributos de protección tanto con respecto a los otros reinos cristianos como musulmanes).

Después del asesinato, el Fratricida gobernó en solitario, pero fuertemente mediatizado por las condiciones que le impuso el partido de su difunto hermano. Una de estas condiciones era que se convertiría en tutor del primogénito de la víctima, y que lo nombraría heredero de los dominios condales barceloneses. El año 1097, cuando Ramón Berenguer III ―primogénito del Cabeza de Estopa― cumplió quince años, su tío, en cumplimiento de los pactos, le cedió el gobierno. Ramón Berenguer III, sin embargo, imprimiría en su obra política el estilo de su tío y desplazaría las fronteras del condado hasta junto al Segre y del Ebro.