Tal día como hoy del año 1939, hace 80 años, en el contexto de los meses inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de Catalunya y a la conclusión de la Guerra Civil española (1936-1939), la Comisión Permanente Municipal del Ayuntamiento de Barcelona ordenaba proveer las bajas del cuerpo de la Guardia Urbana con un concurso-oposición totalmente restringido a los excombatientes del bando franquista. Según la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 10/08/1939), el consistorio franquista de la ciudad ordenaba “proceder a la provisión, mediante concurso oposición entre excombatientes, de acuerdo con las bases que serán publicadas oportunamente, de varias plazas de guardias urbanos”.

Según datos de la administración franquista, se habían producido una gran cantidad de bajas en el cuerpo de la Guardia Urbana de Barcelona, provocadas por las muertes durante el conflicto civil, el exilio forzado durante la ocupación franquista de Catalunya ("rojos y separatistas huidos", en la terminología del régimen) y los despidos y los encarcelamientos durante los primeros meses de represión franquista ("expedientes de depuración", también en la terminología del régimen). También, según los datos de la administración franquista, estas vacantes fueron provistas, exclusivamente, por elementos ―catalanes o de fuera― que podían certificar su participación en el conflicto civil en las filas del bando rebelde. Exceptuando las condiciones físicas, no se les exigiría ningún otro requisito.

También aquel mismo día, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas ―en Barcelona―, dirigido por el coronel Jorge A. Villamide, ordenaba la búsqueda y captura de Manuel Portela Valladares, que había sido el primer gobernador de la Generalitat intervenida después de los Hechos del Seis de Octubre (1934). Portela Valladares, durante su gestión en Catalunya (octubre de 1934 – abril de 1935), había cesado y despedido a los Mossos d'Esquadra y los había sustituido por Guardias de Asalto y Guardias Civiles. Portela Valladares, político independiente próximo a las tesis lerrouxistas, se había exiliado en Francia. El año 1940, después de la ocupación nazi de Francia, fue capturado por la Gestapo. Pero, sorprendentemente, la petición de extradición cursada por Villamide no fue nunca atendida.