Tal día como hoy del año 1905, hace 116 años, el rey Alfonso XIII iniciaba el viaje de retorno a Madrid, después de que pocos días antes (31/05/1905) hubiera sufrido un atentado con bomba en la calle Rívoli de París. Según varias fuentes, el atentado se produjo en el momento en que Alfonso XIII y el presidente de la República Francesa Émile Loubet circulaban con una berlina de caballos. Según las mismas fuentes, ambos habían asistido a una representación en el Teatro de la Ópera, y en aquel momento se dirigían hacia sus respectivas residencias oficiales. Las fuentes señalan como autor material del atentado al anarquista Jesús Navarro Botella, de veintitrés años de edad y nacido en Torrevieja (País Valencià).

Las mismas fuentes detallan que cuando la berlina donde viajaban el rey y el presidente se puso en marcha, Navarro (que estaba camuflado entre el numeroso público congregado a la salida del Teatro de la Ópera) lanzó una bomba Orsini de fabricación casera contra la comitiva, que acabó impactando contra la guardia a caballo que rodeaba el carruaje. A consecuencia de la explosión ―y siempre según estas fuentes― resultaron heridos de diversa consideración algunos miembros de esta guardia y algunos espectadores que contemplaban la comitiva; pero Alfonso XIII y Loubet, aunque la metralla impactó con fuerza contra la puerta del carruaje (como revelan los documentos gráficos de la época) salieron ilesos.

Según una crónica publicada en el Diario de Cádiz (edición del 02/06/1905), en medio de aquel dantesco espectáculo de humo, chillidos, carreras, sangre y desconcierto, Alfonso XIII se puso de pie y grito a viva voz vivas a la República Francesa. Este hecho que poco después generaría muestras de admiración en cierta prensa española, en cambio provocaría el asombro más absoluto de las autoridades y de la policía francesas. Otras crónicas relatan que, prácticamente después del atentado, la policía francesa detuvo a Jesús Navarro Botella y uno de sus colaboradores, el también anarquista Arsène Arnaud (de nacionalidad francesa), sin embargo, posteriormente, serían absueltos y liberados por falta de pruebas.

Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 10/06/1905), el día 9 iniciaba el retorno desde Londres ―la segunda estación de aquel viaje― vía París, pero reveladoramente se informaba de que no se pararía en la capital francesa.