Tal día como hoy del año 1821, hace 200 años, los gobiernos de España y de los Estados Unidos firmaban la compra-venta de la colonia hispánica de Florida. Aquella era la segunda operación de ampliación territorial de los Estados Unidos. Tanto la primera (la compra de Louisiana en Francia, 1804), como la segunda (la compra de Florida en España, 1821); se formalizaron con el pago de importantes cantidades. Posteriormente, la operación de expansión territorial norteamericana hacia el oeste se llevaría a cabo por la vía de la conquista militar (guerra entre los Estados Unidos y México, 1846-1847).

La compra de la colonia de Florida implicó el cambio de soberanía de la ciudad de Saint-Augustine, que desde 1777 estaba poblada por una comunidad de origen menorquín. Los menorquines habían llegado a la colonia británica de Carolina en 1768 y se habían establecido en un gran latifundio llamado New Smyrna, propiedad del escocés Andrew Turnbull. Pero los terribles maltratos que recibieron provocaron una espantosa mortalidad y, finalmente, la fuga de los supervivientes. El año 1777, unos setecientos menorquines (el 50% de la colonia inicial) se establecieron en el fuerte de Saint-Augustine.

Durante la Guerra de la Independencia norteamericana (1775-1783), Saint-Augustine pasó de soberanía británica a española. Pero a partir de 1821 -con la venta de Florida-, se convertiría en una ciudad más de los Estados Unidos. Hasta al principio del siglo XX, la comunidad formada por los menorquines y sus descendientes fue mayoritaria en la ciudad; y el catalán -aunque no tuvo nunca un estatus de oficialidad-, fue la lengua mayoritaria de la ciudad. Desde 1777, pasando por 1821 y hasta al principio del siglo XX, Saint-Augustine fue la única ciudad catalanohablante del continente americano.