Isabel I de Inglaterra decretó el 4 de diciembre de 1586 la pena de muerte contra su prima, la reina de Escocia María Stuart. Fue la última monarca católica de los escoceses. María Stuart murió decapitada pocos meses después, el 8 de febrero de 1587

María Stuart pasó la mayor parte de su infancia en Francia, mientras Escocia era gobernada por regentes. En 1558 se casó con el delfín Francisco, que ascendió al trono francés en 1559. María fue de esta manera brevemente reina consorte de Francia, hasta la muerte repentina de Francisco en diciembre de 1560. Ya viuda, volvió a su tierra el 19 de agosto de 1561. Cuatro años más tarde, se casó con su primo hermano Enrique Stuart, con quien, en junio de 1566, tuvo su único hijo, Jacobo.

En febrero de 1567, la residencia de su consorte fue destruida por una explosión y encontraron a Enrique asesinado en el jardín. Se pensó entonces que el duque James Hepburn había orquestado el asesinato, pero fue absuelto de los cargos en abril de 1567. Al mes siguiente, Hepburn se unió en matrimonio con la viuda Stuart.

Después de una revuelta, la reina fue encerrada en el castillo del Lago Leven. El 24 de julio de 1567 la forzaron a abdicar a favor de su hijo de un año de edad. Después de un intento fallido de recuperar el trono, María Stuart huyó hacia el sur en busca de la protección de su prima Isabel I de Inglaterra. Antes de llegar a Londres, María reclamó los derechos sobre el trono inglés y muchos católicos ingleses la consideraban la legítima soberana, entre ellos los participantes en una rebelión conocida como el Levantamiento del Norte.

Isabel I la empezó a ver como una amenaza, y la confinó en varios castillos y palacios señoriales en el interior de país. Pero después de dieciocho años y medio bajo custodia, María fue declarada culpable en 1586 de conspirar para asesinar a la reina inglesa. Y al año siguiente fue decapitada en el castillo de Fotheringhay.