Tal día como hoy del año 1941, hace 84 años, en la tapia del cementerio de Paterna (País Valencià), un pelotón militar del régimen franquista fusilaba al doctor Joan Baptista Peset i Aleixandre, una de las personalidades más relevantes de la intelectualidad valenciana de la época. El doctor Peset había nacido en 1886 en Godella (País Valencià), en una familia de importantes médicos valencianos: su bisabuelo era Marià Peset; su abuelo, Joan Baptista Peset, y su padre, Vicent Peset, catedrático de Terapéutica en la Universitat de València y presidente de honor del Congrés de Metges de Llengua Catalana. En 1913 participó en el mismo como médico y catedrático de universidad.
Joan Baptista Peset estudió tres carreras universitarias —Medicina, Ciencias Químicas y Derecho— y el peritaje de Mecánica Industrial. Con tan solo 24 años (1910) ya era catedrático de Medicina Legal y Toxicología en la Universidad de Sevilla. Y con 26 años (1912) era jefe del Laboratorio Bacteriológico de Sevilla, donde contribuyó decisivamente en la erradicación de la epidemia de tifus que masacraba la capital andaluza. Con 30 años (1916) regresó a València y, con sus propios recursos, crearía el Instituto Provincial de Higiene, donde ensayaría con éxito un tratamiento contra la meningitis purulenta. Con 46 años (1932) era elegido rector de la Universitat de València.
Durante la Segunda República (1931-1939) militó en el partido Izquierda Republicana, liderada por Manuel Azaña. Y en las elecciones generales de 1936, se presentó como cabeza de lista de la plataforma Frente Popular. Peset fue el candidato más votado en la circunscripción de València. En las postrimerías de la Guerra Civil (1939), cuando los dirigentes republicanos iniciaban el camino del exilio, se negó a abandonar a sus colaboradores, estudiantes y pacientes, y poco después de la ocupación franquista de València (30 de marzo de 1939) fue recluido, consecutivamente, en el campo de concentración de Albarera, en el monasterio de Portacoeli y en la Presó Model de València.
Peset fue acusado y juzgado “por su pertinaz política antinacional y antiespañola” y “por auxilio a la rebelión” y fue condenado a muerte. A partir de ese momento, se generó un movimiento social, encabezado por el arzobispo de València, Prudencio Melo Alcaide, que presentaría miles de firmas solicitando su indulto. Pero los dirigentes de la derecha españolista local apagaron ese movimiento de contestación desplegando una oleada de terror represivo, y el dictador Franco, conocedor de lo que sucedía, rápidamente firmaría su orden de ejecución. Pocos minutos antes de ser asesinado, el doctor Peset había operado de una hernia a un compañero recluso.
Unos años más tarde, Vicent Andrés i Estellés, una de las grandes personalidades de las letras valencianas contemporáneas, le dedicaría unos emotivos versos: “Tu, l’home bo, l’home intel·ligent, tu, la raó de tot un poble, caus”.