Tal día como hoy del año 1282, hace 742 años, en Palermo (capital del reino angevino de Sicilia); estallaba una revuelta popular que duraría seis semanas y que se saldaría con la muerte de unas 4.000 personas, principalmente militares franceses del aparato de gobierno del rey usurpador Carlos I de Anjou (aliado del Pontificado) y civiles sicilianos partidarios del Pontífice que habían dado apoyo a la maniobra de asesinato y suplantación del legítimo rey Manfredo I (aliado del Emperador). Aquel episodio, instigado por Juan de Procida (un agente de la cancillería de Barcelona infiltrado en Palermo), se iniciaría en la iglesia del Espíritu Santo de Palermo (situada en la colina de Santa Úrsula, en extramuros), la noche del Lunes de Pascua 30 de marzo de 1282, y sería conocido como las Vísperas Sicilianas.

En el contexto de conflicto entre las dos superpotencias de la época (el Pontificado y el Sacro Imperio); la estirpe real siciliana de los Hohenstaufen había posicionado a favor del emperador. Pero la alianza formada por el pontífice Martín IV y el rey Felipe III de Francia había urdido el asesinato de Manfredo I (1266) y su suplantación por un Anjou. Después de aquella usurpación, la mayor parte de la aristocracia siciliana se había exiliado a Barcelona, buscando la protección de Constanza, hija primogénita del desgraciado Manfredo I, esposa del heredero en el trono de Barcelona, Pedro (futuro Pedro II) y nuera del rey Jaime I. Uno de los exiliados más celebrados sería un niño nombrado Roger de Llúria, que años más tarde tendría un destacado papel en la conquista catalana de Sicilia (1282).

La cancillería de Barcelona quiso hacer valer los legítimos derechos de Constanza (que en 1282 ya era reina consorte de la Corona catalanoaragonesa) para conseguir el dominio de Sicilia, la isla más estratégica del Mediterráneo y la llave de paso de todo el comercio que se movía de una orilla a la otra del viejo Mare Nostrum. La cancillería de Barcelona preparó a conciencia la operación, y la primera ficha que movió fue la revuelta popular de Palermo. Solo cuatro meses más tarde, el ejército catalanoaragonés, con el rey Pedro al frente y con los Almogávares como punta de lanza, desembarcaban en Trapani e iniciaban la conquista de la isla. Culminada la conquista (1285), Sicilia pasaría a formar parte del edificio político catalanoaragonés hasta que en 1714 los Borbones la alienaron.